En UPyD hay un lío con balcones a la calle. La formación de Rosa Díez ha tenido el mérito de, siendo aún novedosa, pasar a ser percibida como obsoleta. Los andaluces la han ignorado en los últimos comicios, lo cual es humillante. Para UPyD. La crisis que se ha desencadenado ha llevado a los tenidos por más fieles a Díez a invitarla a que se vaya a su casa. Rosa Díez lleva sin irse a su casa desde que siendo joven y vociferante reclamadora de derechos en una empresa de artes gráficas alguien la eligiera, por eso, para un puestín en la UGT. De ahí hizo carrera, carrera que incluye haber sido eurodiputada, diputada, consejera en el Gobierno vasco y otros muchos cargos que puede que ni la Wikipedia tenga espacio para consignar. La invitación de algunos medios madrileños a que pactara con Ciudadanos ha sido de una efectividad de tal calibre que el resultado ha sido que la gente creyera que ambos partidos son los mismo. Y como son lo mismo han votado al que tiene un líder más joven y molón y moderno y que además esconde menos la esencia: el antinacionalismo. Alguien dijo ayer en Twitter que UPyD lo tiene complicado por ser izquierda españolista. Los del PSOE la consideran una traidora y los votantes del PP han pasado de considerar a la formación magenta como apeadero en el que bajarse en las elecciones en las que la cosa importe menos o el PP no les parezca bien, a considerar que sus ataques a Rajoy son excesivos. Ciudadanos además ha acabado por espantar cierto apoliticismo al captar en la sombra a intelectuales y economistas que han modulado su mensaje. Luego hay otra cosa: en los meses iniciales de 2015 y en la precampaña, los periódicos nacionales han dado todo el espacio del mundo a Ciudadanos. UPyD recuerda un poco al pronunciarlo a UCD. Nunca alcanzó sus cotas de éxito. Va camino de alcanzar sus cuota de miserable final. Un partido que sea partidario de devolver a Madrid un buen puñado de competencias autonómicas tiene poco que hacer en unas elecciones autonómicas. Salvo que sean autonómicas en Madrid. O salvo que el partido tenga un líder catalán, o sea, tenido en el resto de España por un catalán bueno. En esta sopa de siglas no es que la gente no sepa qué elegir. Es que han dicho claramente qué no quieren elegir. Han pillado cacho todos salvo UPyD. Por eso la afrenta es mayor. Nadie sabe si les quedan dos telediarios, pero lo cierto es que no desaparecen de los informativos. Aunque sea a cuenta de la crisis que viven. Sangran en magenta, sueñan en rojo y tienen el futuro negro.