Los tres grandes equipos españoles que brillan en la Liga de Campeones, Real Madrid, Fútbol Club Barcelona y Atlético de Madrid, solamente aportan nueve jugadores a la selección nacional y no todos son titulares. Y algunos se supone que pueden ser sustituidos. Con este dato resulta complicado que un seleccionador haga un equipo que pueda equipararse al que ganó dos Eurocopas y un Mundial. Después de Brasil habría parecido razonable que Vicente del Bosque hubiera dimitido. Después del fracaso mundialista sigue siendo muy discutible la posibilidad de llevar a cabo una gran revolución. Con transición razonable será posible reconstruir un equipo que no tiene relevos adecuados para quienes fueron las grandes figuras de los títulos.

Ninguna selección ha vivido largas campañas en la cumbre. Solamente Italia ganó dos títulos consecutivos pero ello fue en 1934 y 38. Brasil hizo también etapa de doblete, pero intercaló periodos en blanco. Francia que fue el precedente de los éxitos de La Roja tampoco soportó la carrera hacia las cumbres.

La selección española no podía mantener el ritmo de las conquistas. Luis Aragonés creó el equipo del toque con bajitos imaginativos. Del Bosque mantuvo a jugadores y estilo. El tiempo ha intervenido para mal. Las ausencias de Xavi Hernández, Xabi Alonso, David Villa y Puyol no ha sido cubiertas. Los sustitutos no han aportado la misma calidad ni el mismo ímpetu. El grave problema está en los relevos.

A Del Bosque se le está culpando de las cuatro derrotas consecutivas. Junto a los resultados hay que adjuntar un dato tan importante como el de desconocer a qué juega el equipo. Ha perdido raíces e intensidad. Se desenvuelve a impulsos, sin norte conocido y continúa teniendo su más grave defecto que sigue siendo la falta de gol. Ni siquiera en los años de gloria aseguraba victorias con goleada. Incluso tuvo que recurrir contra Italia a los lanzamientos de penalti.

Las opiniones en contra del seleccionador crecen a diario. Él podría preguntar a los aficionados por el equipo que ellos harían. Lo probable es que recitaran al menos ocho de los futbolistas que él continúa llamando. Los relevos se imponen, pero hay que tener mucho valor para prescindir de jugadores que han sido tan importantes como Iniesta, que ya está para medias partes. Casillas ya no tiene la autoridad de antaño y el relevo se impone. Los cuatro de atrás, Juanfran, Piqué, Ramos y Alba son intocables y es inevitable contar con suplentes con calidad como Carvajal o Gayá que apunta a ello. A Carvajal ya le han insinuado la suplencia con el fichaje del brasileño Danilo. Hay vacio en los centrales. Bartra ni siquiera juega en el Barça, como tampoco se puede contar con Pedro que está en la cuesta abajo y el Barça lo quiere traspasar.

El problema y grave, está en el centro del campo. Busquets, independientemente de las lesiones, no ha tenido sus mejores últimos meses. Tiene claro relevo en el villarrealense Bruno Soriano, que futbolísticamente, es incluso más completo. Y ahí está Isco que aún no tiene la autoridad que ya ha obtenido en el Madrid. Koke es jugador que tiene importante presencia en el Atlético y, sin embargo, en la selección aún no se ha creído que puede ser de los once. Silva demostró en Amsterdam que está en magnifica forma y su inteligencia le permite tener sitio. Iborra merecería su oportunidad, pero en este caso, como en otros, se trata de decidir qué fútbol se desea practicar. Las posibles combinaciones tienen que depender de lo que se pretenda. Si no hay jugadores para seguir con el toque habrá que pensar en otras soluciones. Cesc y Cazorla desempeñan papeles brillantes en Inglaterra y con la selección da la impresión de que no encuentran su sitio natural.

La incorporación de Mario Suárez no fue acierto, como tampoco lo fue Gabi y Parejo, que está en buena forma, pero es jugador irregular. En ataque hay menos problemas porque se tiene donde elegir. Costa, Morata, Alcacer, Negredo y Llorente pueden tener protagonismo. Algunos de los citados no suponen ningún recambio, ninguna variación. Volver al falso nueve tal vez sería de nuevo retroceso.

Si lo conveniente es modificar los esquemas quizá se podría pensar en traspasar a Del Bosque a la dirección general de la Federación y buscar un seleccionador que pudiera llevar a cabo los obligados relevos.

En los mejores clubes españoles los entrenadores son foráneos. Cualquiera de los españoles, que tampoco son muchos, se enfrentaría a la dura tarea de prescindir de algún jugador tenido por imprescindible. Sufriría los mismos taques que padeció Luis Aragonés cuando relevó a Raúl. Sin éste ganó la Eurocopa. Con él, España no había ganado ningún título.

En este momento hay tres entrenadores que merecen toda clase de respetos y aplausos. Los tres llevan a sus equipos, de acuerdo con sus potenciales, de manera esplendida. Sospecho que cualquiera de los tres tendría mucha gente en contra: Marcelino (Villarreal), Unai Emery (Sevilla) y Paco Jémez (Rayo Vallecano). Cualquiera de los tres aportaría novedades. La Roja actual está amortizada.