Ahora, a sus 80 años, ciego y cansado, Juan Luis Herrero se plantea comenzar una quinta huelga de hambre. Para asombro de muchos amigos suyos. Ya realizó hasta cuatro huelgas de hambre en la década de los 90 para arrancar a los gobiernos la promesa de elevar al 0,7% el presupuesto destinado a la cooperación. Porque le ha dolido siempre en su justa medida la pobreza extrema de un quinto de la humanidad. Dolor intenso que Juan Luis Herrero siente como un estridente grito interior y nos lo quiere gritar a todos en un intento postrero de conmovernos. Gracias, Juan Luis. Necesitamos ese grito los adormecidos. No debemos seguir viviendo sobre los 40.000 niños moribundos cada día y que podemos remediar si nos ponemos a atenderles. ¿Disuadirle? Mas bien vibrar con él y como él.