Una pareja de ancianos baila un tango calle Alcazabilla abajo, entre el teatro romano de Málaga y la espalda del Museo Picasso. Con una sonrisa les mira el hombre que toca el acordeón a cambio de unas monedas. Sería más literario que tocase un bandoneón, pero la realidad es la que es y la vida es la única directora de su propia película. Si fueran parte de un anuncio, el spot podría terminar desenfocando en una de las piedras de la Alcazaba con el rótulo: «Málaga está de cine», tan turístico como político en estos peligrosos días de campaña electoral. Prefiero pensar en la historia de amor de esos dos viejos que bailan con sus sandalias de turistas con calcetines por la calle…

Antonia y Daniel

Otra anciana, Antonia Guzmán, ha sido el tango, o el fandango ése que es la vida y hay que bailarlo, de este 18º Festival de Málaga. De la mano de su nieto Daniel, actor que ha traído su primera película como director a Málaga, A cambio de nada, esta mujer ha acaparado la atención con su manera de mirarlo todo sin estar de vuelta de nada a sus 92 años. Hemos asistido a la realimentación sentimental de abuela y nieto en una experiencia insólita para ambos en la vorágine del Festival. Están siendo días de vino y biznagas que esta noche se consumarán con la gala de clausura…

Málaga cinema

He reído y llorado, y también me he quedado impávido, viendo muchas películas en estos 18 años de Festival. He tenido ese privilegio que agradezco de corazón a los distintos responsables que el certamen ha tenido. Pero jamás le agradeceré bastante a su actual director, Juan Antonio Vigar, que, entre otros cometidos de este 18º Festival, me encargase el de llevar al escenario del Teatro Cervantes la 1ª Gala Málaga Cinema. Porque sobre ese escenario, la noche del martes 21 de abril que no voy a olvidar, no lloré o reí viendo una película, sino viendo la vida valiente y a borbotones en los ojos de quienes subieron a recoger la biznaga que les reconocía la calidad de su trabajo, en igualdad de condiciones, como malagueños en el cine. No se me va de la boca el sabor de la palabra «Gracias»...

Gastro Weekend

Gracias también a los malagueños que asistieron a la gala dando carta de naturaleza a esa apropiación debida del Festival. Fue el mejor público posible para aplaudir con orgullo a quienes de entre los suyos iban siendo premiados. Pero cómo no llorar viendo a Salva Reina llorar, premiado por su trabajo en 321 días en Michigan y en La isla mínima. Cómo no reír viéndole dormir con su biznaga en la foto que él mismo colgó en las redes sociales. Salva había sido nuestro cómplice necesario el sábado pasado, en la primera de las dos sesiones del nuevo Gastro Weekend en este Festival, caracterizado como el sombrero loco de la versión de Alicia que para el cine dirigió Tim Burton. Estuvo divertido y listo pescando los platos de alta cocina que el gran chef Dani García, también malagueño, había preparado con su ejército del sabor para regalar a los espectadores de la sala 1 del cine Albéniz. Fue mágico. Y bestialmente exquisito…

Techo y comida

La segunda sesión del Gastro Weekend (que ofrece al espectador cine gastronómico, un encuentro con los protagonistas y una sorpresa de sabor y espectáculo sin moverse de la butaca de las 11.30 horas a las tres de la tarde) llegó de la mano del Consejo Regulador Vinos de Jerez. Las catas de vino y la sorpresa de comida gelificada para ir maridando al son del narrador se sucedieron con la iluminación espectacular y las imágenes de bodegas centenarias y de cepas de palo cortado en la pantalla. Pero de Jerez nos llegaba otro retrogusto muy distinto y doloroso al paladar. El también jerezano Juan Miguel del Castillo ha estrenado su película Techo y comida. Su honrada necesidad de contar lo que le pasó a una vecina con la que apenas hablaba, cuyo desahucio le impactó, le ha hecho terminar con su actriz, Natalia de Molina, en el Festival. Y aunque Natalia es jiennense, también estudió en la escuela de Arte Dramático de Málaga. Pero el sufrimiento y la verdad que nos contagia desde la pantalla no se estudian. Ese talento se perfecciona pero, o se tiene…

Malagueñismo de calidad

Y cómo no iba yo a llorar en la gala Málaga Cinema viendo llorar a la gran Concha Galán, feliz premio de la prensa. O a la hermosa actriz Virginia de Morata tan emocionada. Y es que nadie sabía que iba a ser premiado, ni Lucio Romero, ni la guionista Isa Sánchez, ni Dani Rovira (al que llamé en directo con el móvil en manos libres y demostró una vez más su nobleza y su malagueñismo de calidad), ni el cabal e incansable productor José Antonio Hergueta. Sí sabía de su biznaga Ciudad del Paraíso la imprescindible actriz Julieta Serrano, pero no sabía que la recibiría al ritmo de la panda de Verdiales de Santa Catalina. Y su mirada se llenó de cintas de colores. Lo cuento… Porque hoy es sábado.