El problema que tiene ser pobre es, sobre todo, que se muere con mucha mayor facilidad. Es imposible saber cuál habría sido la mortandad del terremoto del Nepal si los edificios estuvieran construidos con arreglo a las normas antisísmicas, dispusieran allí de equipos para las emergencias y contaran con un buen sistema sanitario, pero a lo mejor la cifra tendría un dígito menos. De igual forma el barco hundido frente a Libia era un barco de pobres que transportaba pobres que querían dejar de serlo, y no un crucero de los que surcan ese mismo mar que con razón llamamos Nostrum. Los ricos tienen también sus catástrofes, desde luego, pero la relación entre los muertos de una catástrofe de ricos y los muertos de una catástrofe de pobres se parece bastante a la que hay entre los muertos de cada bando en una guerra entre ricos y pobres. O sea que la madre naturaleza no tiene la culpa de todo.