El pasado jueves tuve la gran suerte de vivir en mi colegio de toda la vida, Maristas, algo que hacía años que no se vivía. La visita de Fran Vázquez y Jon Stefansson en la «Semana de la Solidaridad» hizo que la tarde deportiva que se estaba desarrollando se parara en seco entre flashes y firmas de autógrafos. Me hizo una tremenda ilusión ver cómo todos los alumnos del centro, sin excepción del deporte que allí practican, se acercaron a saludar a los dos jugadores de Unicaja y se quedaban impresionados con la altura del pívot de Chantada. Algunos bromeaban con el bueno de Jon, que se defendía en español como podía ante la avalancha de pequeños que le reclamaban y le contaban sus historias.

Lo cierto es que lo que el club malagueño ha denominado como «La Caravana del play off» es una de las mejores campañas que se les ha podido ocurrir por Los Guindos. El intentar volver a enganchar a ese público que quizá ha dejado de ir al Carpena en los últimos tiempos se hace de esta manera. Bravo por ellos. Se suele decir que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Esto deja claro que el paso que tenía que dar el club ya se ha dado, que es el intentar acercarse a la gente y hacerle ver lo importante que es tener un pabellón lleno hasta la bandera en este ilusionante final de temporada que nos queda por vivir, en el que a pesar de la última derrota en Sevilla todos seguimos confiando ciegamente.

Estoy seguro de que esta nueva campaña que desarrolla el club malagueño además de beneficiar la asistencia al pabellón servirá de empujón para que los chicos y chicas de nuestra ciudad se sigan enganchando al baloncesto. No hay más que ver la acogida que ha tenido en las tres primeras semanas, tanto en el CB El Palo con Ryan Toolson y Caleb Green como en la segunda entrega en el colegio de Calle Victoria con Vázquez y Stefansson, y en la visita del martes al colegio La Asunción de Stefan Markovic y Vladimir Golubovic. Da igual el jugador que acuda, el delirio se desata fácilmente y son muchos los que aprovechan la oferta de entradas que se le da a la iniciativa para ver el primer partido del play off.

Hay una sensación que solamente podemos vivir los que trabajamos con los pequeños, y esa sensación llega cuando los jugadores abandonan el colegio tras su tarde con nuestros chicos. Ahí es donde te buscan, te preguntan si conoces a Fran Vázquez o si Stefansson va a volver otro día por allí. Quieren volver a verles y preguntarles otras mil millones de cosas, que quizá ya se las hayan preguntado cien veces en una tarde, pero ellos juegan con su ilusión y ya ni se acuerdan. Quieren que Chicui vuelva a hacer de las suyas y les anime a pasarlo bien haciendo deporte con sus entrañables adivinanzas.

Aunque pocos se percaten de ello, todo esto mejorará la salud de nuestro baloncesto, que de momento está mejor que nunca porque así se ha podido comprobar en la «Fiesta Baby» que se celebró el pasado domingo en Alhaurín de la Torre con la participación de más de 600 niños. Pero no hay que conformarse y hay que seguir creciendo. Tenemos que seguir haciendo de Málaga una de las ciudades punteras en cuanto al deporte de la canasta en nuestro país, que FAB Málaga esté todo el año en la cresta de la ola porque los clubes aportan cada año que pasa más equipos en cada una de las categorías y tenemos que seguir alimentando esa ilusión en nuestros jugadores en cada entrenamiento. Eso es trabajo de los clubes, claro está, pero también de los entrenadores que al fin y al cabo somos los que tratamos codo con codo con ellos y pasamos tardes y tardes detrás de un balón para que mejoren y se sientan cada día mejores jugadores.

Estoy completamente seguro que Málaga Basket, CB Alhaurín de la Torre y Colegio Salliver de Fuengirola disfrutarán como nosotros lo hemos hecho de esta caravana verde que lleva la ilusión por todos los rincones. Que siga siendo así, y que volvamos a ver un Carpena sin un asiento vacío. Este club, este equipo y esta ciudad bien lo merecen. Por historia, y porque digan lo que digan, somos la mejor afición de España.