Poeta, humanista y religioso agustino, Fray Luis de León es uno de los grandes de la literatura española. A mediados del siglo XVI las rencillas entre órdenes religiosas provocaron una denuncia de un grupo de profesores encabezados por el dominico y catedrático de griego, León de Castro, que acabaría con sus huesos en la cárcel. Después de cinco años entre rejas fue declarado inocente de haber traducido la Biblia al lenguaje vulgar y de preferir el texto hebreo del Antiguo Testamento a la versión latina.

De regreso a su cátedra en la universidad de Salamanca comenzó sus clases con la frase «Decíamos ayer…» como si sus cinco años en la cárcel no hubieran existido. Tuvimos que esperar cuatro siglos para que otro genio de nuestra literatura repitiera esa frase. Corría 1930 cuando Miguel de Unamuno, uno de los miembros de la Generación del 98, volvía a la Universidad de Salamanca después de pasar siete años en el exilio entre Fuerteventura y París por criticar a la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Unamuno, como si nada hubiera pasado, comenzó su primera clase con un «Decíamos ayer…». Esta vez no tendremos que esperar cuatro siglos ni tan siquiera cuatro años para que alguien vuelva a repetir esa frase.

Sergio Scariolo retoma el mando de la selección española de baloncesto sólo dos años después de abandonarla, y la verdad, le pegaría comenzar su primera charla en el vestuario con ese «Decíamos ayer…» porque Sergio nunca se ha ido. Scariolo siempre ha estado presente en la actualidad de equipo, mirándolo a distancia, estudiándolo en la cercanía, esperando el momento de volver a un banquillo donde ha brillado como nadie.

En un cargo muy difícil donde hay que saber navegar entre las exigencias de una estructura modélica en el deporte español pero repleta de compromisos, y una plantilla de profesionales con un gran talento, calidad y capacidad de autogestión, Scariolo ha demostrado que se mueve como un pez en el agua.

La negociación continúa, todavía no hay nada firmado pero en cuestión de horas será oficial y el hombre que mejor ha entendido el banquillo de la selección volverá a ocuparlo. Con su llegada vuelve el técnico que ayudó a conquistar dos Europeos, una plata olímpica y al que sólo un triple imposible de Teodosic separó de las semifinales de un Mundial.

Regresa también un hombre que entiende perfectamente el trabajo de los medios de comunicación y su función de mediadores con los aficionados, el hombre de la chuleta en el bolsillo del pantalón donde lleva los apuntes más necesarios para los partidos, porque como me dijo una vez: «Los asistentes son muy importantes pero al final la decisión definitiva tienes que tomarla tú solo».

Con Sergio también puede volver el jugador del Unicaja, Fran Vázquez, y debutar el NBA Nikola Mirotic. Y, por cierto, si se han olvidado, vuelve un hombre con malos principios de campeonato, sabedor que no importa perder el primer partido de un torneo si eres capaz de ganar el último. Suerte.