El aún alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ha escondido el logo de CiU en su campaña electoral. El de Málaga, Francisco de la Torre (Paco para los carteles) ha hecho lo mismo. Con el del PP, se entiende. En tiempos de campaña y máxima transparencia, a los candidatos les da por esconder algo. Los dos partidos de moda y emergentes esconden su ideología. Monedero Juan Carlos escondió su patrimonio, pero fue cazado y ahora escenifica una luna de Miel con Pablo Iglesias. Suponemos que la pagará él. Quien no esconde nada es el xenófobo de Albiol, alcalde de Badalona, que ha creado una gran polémica con su lema, inscrito en grandes vallas: «Limpiando Badalona».

Hace unos años eran los socialistas los que escondían el puño y la rosa y hasta las siglas y hubieran escondido en un armario bajo siete llaves a Zapatero si hubieran podido. No pudieron. Ahora, no obstante, lo que más se esconde es la corrupción. Uno añora los tiempos en los que los políticos lo único que escondían eran promesas para sacarlas en el momento oportuno. O conejos en la chistera o besos para los bebés o caramelos sin azúcar para viandantes afines. Susana Díaz escondió sus cartas, que en realidad las estábamos viendo todos, y ahora se coge unos emberracamientos que se le pone una cara como de querer romper la baraja. De hecho, en el último pleno algunos fotógrafos la inmortalizaron con un gesto como de suplente del Rey de bastos. El PP andaluz esconde sus intenciones, pero se las vamos adivinando: tratar de que la investidura sea después de las municipales para que el PSOE se avenga a no pactar con otros donde haya una mayoría clara aunque no absoluta de los populares. El miedo también se esconde mucho. El de Teófila Martínez, en Cádiz, donde los sondeos dan como segunda o incluso primera fuerza a una franquicia de Podemos. Con las bombas dialécticas que le están tirando como fanfarrones, la alcaldesa no atina a hacerse tirabuzones.

Miedo tienen los alcaldes de la Costa a que sus reinados declinen. Ahí es nada que hasta Pedro Fernández Montes, primer edil de Torremolinos, se ha hecho un facebook electoral. Un moderno, vamos. No sabemos si para esta red social dará las mismas órdenes que da para su televisión. De hecho, en las fotos sale muy favorecido. Muy escondidas están también las intenciones respecto a los pactos, si bien aquí damos todos por hecho que el PP no tendrá más remedio que hacerle la escena del sofá a los de Albert Rivera mientras que los socialistas y podemistas habrán de entenderse de una manera u otra. Y eso que, a veces, ignorarse es una forma de comunicación.

Esconder la ignorancia es hacerla crecer, decía el clásico. Por eso -también- hay candidatos que no se exponen demasiado y confían en la fuerza de sus siglas, que es justo lo contrario de lo que decíamos al principio de estas notas que hacen algunos alcaldes. O sea, que hay artistas del escondite de toda ralea y condición y siglas y apetencias. El día de mercadillo no se esconden. Provectos candidatos son capaces de comprarle bragas al de un puesto de bragas para ganarse su favor y tal vez su voto. Lo raro sería que le compraran bragas al de un puesto de caramelos. Las televisiones procuran que nadie se esconda, aunque si uno las contempla un rato, tiene la impresión de que sólo tienen interés en sacar a los mismos. Nadie esconde que quiere ganar, pero todos esconderán la derrota el día 24. En sitios como Gran Bretaña dimite todo derrotado. Aquí se esconden hasta que escampe, o fundan un partido o se hacen de otro o persisten como si nada. Sería tonto esconderlo.