Santi Souvirón me señala la ventana. Da un golpe con la mano en el grueso cristal y el cernícalo emprende el vuelo, alejándose del Palacio de Ferias y Congresos para volver poco después al nido. El cielo está limpio y la majestad del ave, de cabeza abultada, pico y uñas negras y fuertes, es impresionante. Pero la segunda acepción del diccionario se refiere también a otros cernícalos como «hombres ignorantes y rudos». A estos me refiero yo cuando hablo de quienes hablo.

Asisto la noche del miércoles a un debate en una emisora de radio en Torremolinos, también en el Palacio de Congresos, qué casualidad. Nada más que ocho candidatos a la Casona de Málaga. Uno de ellos, Juan Fidalgo, de Ahora Málaga, marca blanca del Gran Mogol. Y dice el joven algo así como que no hay que pagar la deuda municipal y lo aclara empeorándolo; se refiere a la «deuda ilegítima», primera vez que oigo tal sandez, que sería la que procede de «los usureros» (vulgo bancos). ¡Joder, qué lección!

Otro de los candidatos, el dos de Ciudadanos, Gonzalo Sichar, dijo, en contraposición, cosas muy sensatas y estudiadas. Es mi último editor, así que no puedo hablar mal de él. Contaba que unos operarios de Limasa los habían insultado en la calle porque ellos habían denunciado los chanchullos de algunos trabajadores de la empresa mixta. Alguien tendrá que poner un día orden en esa casa -y en Urbanismo me dice mi otro yo y le mando callar inmediatamente-. El caso es que Francisco Pomares pudo contra los siete. Me gustó. En cambio, Zorrilla tuvo sus dudas acerca de ponerse el bañador largo, azul y de rayas, con el que compareció ante los medios junto a sus camaradas. La verdad es que parecía un langostino recién salido del agua. Reme Ramos lo convenció. Ahí queda esa foto.

Me enfrasco en un asunto menos lúdico y es que nadie se explica la razón de la impresionante suma de dinero que Arriaga Asociados invierte en publicidad para defender a los preferentistas. Sé que hay cantidubidubidá de dinero en juego en esa estafa para muchos pero€ no sé, pocas campañas he visto así. De todas formas, tal y como está la inversión publicitaria, más vale no meneallo. Y salgo del despacho de UHY Fay &Co después de hablar del Congreso anual de la Unión de los Abogados Europeos, organizado por ésta y la Facultad de Derecho. El título, El ciudadano en el corazón de la Unión Europea. Del convenio y de la Carta hasta hoy. Allí me entero de que el Colegio de Abogados de Lucena tiene más de 6.000 letrados porque es el más barato de España. La liberalización, señores.

La UE es como una gran familia y de eso entiende Jorge Veintimilla, presidente de la Asociación de Familias Numerosas de Málaga, que ha presentado sus propuestas a los partidos políticos que concurren a las elecciones de hoy. No sé por qué la gente piensa que las familias numerosas son una cosa de derechas. Y no tener hijos o pocos debe ser de izquierdas. Jorge es profesor de Ingeniería de Materiales, casi nada. Una de sus reivindicaciones es la de aplicar el criterio de renta per cápita en todas las ayudas y becas municipales, y no establecer límites absolutos de ingresos, que no tienen en cuenta las cargas familiares. Así, se consideraría la capacidad adquisitiva de la familia, dividiendo los ingresos por el número de miembros que componen la unidad familiar, algo mucho más justo. Lo que no me parece tan bien, es más me parece mal, es la notificación al recurso que presenté y que remite el Consejo Rector de una Agencia municipal. Quienes sí me merecen el mayor respeto y aprecio son José María Luna, y su colaborador más inmediato, Joaquín Laguna, pero el texto que leo además de faltas ortográficas y legalismos necesarios pero no sustanciales es para conservarlo. Eso haré.

Vuelvo la vista al libro que dejé en la mesilla y que subrayo:

Estaba convencido de que cada hombre tiene escrito su destino. Aquella noche hubiera podido pagar a Fanucci el tributo exigido, con lo que se habría convertido de nuevo en dependiente de una tienda, y luego con los años, tal vez hubiera llegado a establecerse por su cuenta. El destino, sin embargo, había decidido que debía convertirse en un Don, y se serviría de Fanucci para ponerlo en el sendero que tenía destinado.

(El Padrino. Mario Puzo).

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