Bendodo y sus boys and girls llevan una semana de vértigo. Un caso, solo uno, aunque hay más: Alhaurín el Grande. Objetivo, el alcalde en funciones, que fue del PP. Pero ahora el partido sólo tiene un concejal, por algo será. Juan Martín fue la lista más votada. Parece que no importa el principio de la mayoría, la coherencia ideológica€ ¡Pero Elías!, si eso es lo que le hacen al PP en toda España, el Tinell, el «todos contra el PP». No hagas lo que no quieres que te hagan. ¡Ay!

Bueno, Arriola se nos va, nos deja. El brujo de maese Mariano se jubila a fin de año. ¿Y los 600.000 euros que ingresaba cada ejercicio?, bueno, un consultor nunca se jubila del todo, y peor está IU con sus menguados votos y su deuda millonaria -sólo con Hacienda y la SS, 1,7 millones de euros, ¡qué ejemplo!-.

Es que el pasado 24 de mayo se quedaron fuera del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, es que esto es muy fuerte, oye. La dirección regional ha despedido a los nueve empleados, ¡y sin indemnización!, pero ¿eso no lo hacían los de derechas?, ¿vosotros también sois de derechas? Alberto Garzón iba para Príncipe de la izquierda caviar y ahora pide por las calles. Son los sacrificados de los podemonios que siguen al Gran Mogol y que ahora se aprestan a la madre de todas las batallas a las puertas del BOE.

Y en esto llega a Málaga Arsenio Fernández de Mesa, director general de la Guardia Civil, para hacerse la foto de la Operación Indalo. Me parece que manda poco, mucha gomina pero manda poco, cuando necesita un coche oficial me dicen que tiene que pedirlo. Mientras él se exhibe, yo mojo pan en Koroniki, el aceite de Gonzalo Ramírez, en El Merendero de Antonio Martín. Es de fabricación propia, la lleva con su hijo, y se comercializa en la hostelería. Tras la barra está Antonio -que ha dejado después de 22 años la legendaria Querencia- y Paula, que también dejó otro establecimiento, Manducare. Todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar.

A propósito de Arsenio, conozco al nuevo delegado de la AUGC en la presentación de un libro y veo al fondo a Antonio Gaspar que hace años nos contaba sus penas en la Benemérita y me viene a la memoria que hace escasas fechas la policía reunía en Málaga a detectives de toda Andalucía para explicarles los cambios normativos que se pretenden implantar. Así, los detectives deberán informar online del inicio de una investigación. Hasta ahora, hay que describir la investigación de que se trata en un libro de la policía -cliente e investigado- para comenzar el trabajo. ¿Cuál es la finalidad de ésta y otras iniciativas que se quieren adoptar? Conocer y bloquear cualquier investigación sobre objetivos políticos que no interesen. A raíz del caso de la agencia de detectives Método 3, dirigida por Francisco Marco Fernández, que saltó a la actualidad por unas grabaciones en un restaurante de Barcelona a la dirigente del PP en Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, y la ex novia de Jordi Pujol Ferrusola, el Ministerio del Interior está atento al conocimiento público de nuevos casos en el área política, tan trufada de corrupción por doquier.

Hay muchas incógnitas pero una certeza: el partido en el Gobierno quiere defenderse del alud que se le ha venido y se le viene encima y que ya solo deja fuera de la nieve una nariz larga y sonrojada de madera, como la de Pinocho. Así, por ejemplo, el proyecto de impedir las grabaciones de los detenidos, o el cambio de nombre de imputado por investigado.

El PSOE se beneficiará, sin duda, pero el trabajo sucio le toca ahora al PP. Hoy por ti, mañana por mí, compañero. Por eso me tomo un almax y vuelvo a la lectura:

Deseo que haya paz. Tattaglia ha perdido un hijo, y yo también. Así pues, estamos igualados. ¿Qué ocurriría si la gente no olvidara sus agravios y rencores? Esa, precisamente, ha sido la cruz de Sicilia, donde los hombres están tan ocupados en sus vendette que no tienen tiempo de ganar el sustento para sus hijos. Es una locura. Así pues, propongo que dejemos que las cosas sigan como antes. Nada he hecho para descubrir a quienes traicionaron y a quienes mataron a mi hijo. Si hay paz, no lo haré.

(El Padrino, Mario Puzo)

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