En la ONG Prodiversa llevamos a cabo desde diciembre de 2014 un proyecto de interés general y social -IGS-. Dicho proyecto, al que me encuentro vinculada junto con mi compañera Sandra Sabogal, debe ejecutarse en el plazo de seis meses. En este período de tiempo nuestra misión consiste en realizar una dinamización integral de colectivos en riesgo de exclusión. En los últimos años este tipo de intervenciones se hace más difícil debido a los recortes presupuestarios.

Las personas que carecen de una red de apoyo son las más vulnerables, en muchos casos son desempleados de larga duración, mujeres víctimas de violencia de género, inmigrantes, mayores, etc. Las situaciones personales y familiares en algunos casos son muy preocupantes.

Nuestro objetivo principal ha sido facilitar la integración socio-laboral a través de intervenciones integrales, habiendo trabajado para ello tanto de forma individual como grupal, detectando necesidades, intereses y motivaciones, para poder dar unas atenciones más personalizadas.

Entre los recursos que se han ofrecido a nuestros usuarios a nivel individual se encuentra un itinerario personalizado y a nivel grupal se ha impartido un ciclo de talleres de empoderamiento destinados a mejorar el nivel de empleabilidad. Impartidos por el área psicológica y el área laboral.

En el día a día tratamos de aportar nuestro granito de arena e intentamos dar solución a las cuestiones que plantean nuestros usuarios o que van surgiendo, pero es aquí donde chocamos con la realidad, como por ejemplo las trabas administrativas, en el caso de la documentación de inmigrantes que se enredan en una maraña de leyes contradictorias ralentizando el proceso para obtener la nacionalidad, homologación de estudios y cualquier tipo de documentación, o la reinserción laboral.

Por otra parte, los Servicios Sociales Comunitarios se encuentran desbordados debido al nivel de demanda que existe en estos momentos, por lo que se hace más difícil ofrecer ayudas económicas destinadas a cubrir las necesidades básicas de las familias por parte de las instituciones públicas. La administración pública, por otra parte, en el momento de la aprobación de proyectos se centra en los datos, en si está justificado o si se han alcanzado los objetivos, dando de lado el punto principal, la parte humana y por la que trabajamos diariamente.

Otra parte importante de este proyecto ha sido contactar con empresas de Responsabilidad Social Corporativa, y otras empresas en general para que se impliquen en la contratación de nuestros usuarios, pero aquí tenemos otra de las trabas que antes mencionaba, los empresarios no están muy receptivos en este sentido y aún queda mucho por hacer en cuanto a sensibilización. Nos consta que desde las instituciones públicas se ha favorecido el encuentro entre empresarios para informar de los beneficios fiscales y ventajas de formar parte de la Responsabilidad Social Corporativa

A pesar de todo lo anteriormente mencionado, los profesionales del tercer sector no nos amedrentamos. En mi caso se trata de un trabajo vocacional y seguimos con la rutina diaria, intentando mejorar en la medida de lo posible, con los recursos que tenemos a nuestro alcance.

*Silvia Sarmiento es dinamizadora socio-laboral de Prodiversa