Empieza el curso. Sí, este año, junio no está siendo ese mes simpático y como de transición hasta la llegada de las vacaciones. Mientras en los colegios empiezan a recoger los bártulos hasta septiembre, en las casas consistoriales son días de estrenos. Un septiembre anticipado. Concejales que buscan sus despachos, alcaldes que se van mientras otros llegan casi sin creérselo aún, cargos de confianza que tiemblan pensando en su incierto futuro ante la tijera abierta de las nuevas formaciones... Una situación que se empezará a repetir también en breve en el Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento andaluz,una vez que la presidenta Susana Díaz ha desvelado los nombres que le acompañarán en la décima legislatura. Con retraso, como las parturientas primerizas, pero por fin sabemos la composición del gobierno, «fuerte y capaz», según sus defensores y «un club de fans» para sus detractores. Ocho hombres y cinco mujeres con los que se repetirán ahora las escenas de tomas de posesión, relevos en algunos casos y todo el protocolo. Un proceso inevitable pero que debería ser lo más corto posible para empezar a tomar las medidas prometidas durante este intenso año de campaña electoral. Medidas que vayan algo más allá de los cambios de las contraseñas en los perfiles de las redes sociales. Al parecer una de las primeras cosas que se han hecho en algunos ayuntamientos malagueños. Política virtual en aras, según dicen, de la transparencia. Y mientras, la vida, la real, continúa con situaciones que necesitan ya una solución definitiva como el desahucio que estuvo a punto de sufrir ayer, de nuevo, una familia malagueña. Una madre con dos hijas que gracias a la presión ciudadana mantendrá su casa un poco más. Dos concejales, Eduardo Zorrilla e Ysabel Torralbo, mediaron también para ayudarles y, después, el Consistorio también les ofreció varias alternativas. Un poco de política real. Se agradece.