Relajémonos, ya está aquí el verano. El día de San Juan nos despertamos con las playas llenas de botellas, cenizas y basura en cantidades suficientes para que el papa Francisco vuelva a escribir otra encíclica sobre el medio ambiente. ¡Qué guarros somos, Señor! Total, lo dicho, que estamos en época estival y este año creo que no me tomo vacaciones columneras. Dios mediante seguiré asomando la cabeza por aquí los jueves, excepto que me dé un terralazo en agosto y no me lleve el ordenador a la playa para escribir.

Me voy a tomar el verano relajado. Este año quiero hablar de sitios, de esquinitas donde hacer que las vacaciones nos ayuden a descansar la mente, aunque no necesariamente el cuerpo. No voy a hablar de los chiringuitos de Los Álamos porque no tengo la musculatura suficientemente desarrollada. Os presentaré algunos sitios donde llevar el torso tapado es obligación. Así que hablaré de terrazas, bares, chiringuitos (de los de pescaíto, no de los de mojito), trocitos de paseos marítimos€ Al final, si lo monto bien, le presento un proyecto a la Diputación y me dan un pellizquito por publicar una guía turística. Elías, toma nota por si acaso.

Intentaré, aunque por hoy no lo he conseguido, despolitizar el contenido de lo que escriba este verano€ aunque la política está en cada esquina. Si no que se lo digan a la gente de El Balneario. Por cierto, ya me adelanté hace unas semanas, El Balneario es un sitio magnífico para parar, sentarse y ver que Málaga vista desde enfrente tiene su puntito. Hay atardeceres desde la playa de los Baños del Carmen que se pueden resumir en aquel verso de Vicente Aleixandre: «¡Oh, ciudad no en la tierra!». O en la de Pérez Estrada: «Málaga, Martini del mar». Pura poesía. Acompáñame a dar una vuelta por estos sitios.