En fin, siguen divirtiéndose en Ciudadanos, un partido que podría llegar lejos y que tan pronto reproduce dentro los vicios que combate fuera. Le exigió primarias al PP -que retiró al poco, que eso de exportar la democracia siempre fracasó- pero impone candidatos en su seno. Luis Portero habla claro y alto y sabe que sobre su cabeza -como ya sucedió con resultado de muerte con José Agustín Gómez-Raggio- pende la cimitarra, lo mismo que con la testa de Javier López, aunque éste ya está acostumbrado a la balacera. Cada uno se cuida como puede pero en la otra orilla saben que se puede morir matando. Curiosidad: Luis Portero es cuñado de Ángeles Vergara -casada con Jesús Acosta-, concejala electa de Torremolinos por el partido, aunque uno y otra apuestan por banderas distintas más allá de las siglas comunes. Mientras tanto, Irene Rivera consuma lo ya sabido, se presenta a las primarias y lo da a conocer en el Ateneo, sin los concejales malagueños, ojo al dato, que diría José María García, y dice que su decisión de dejar el cargo actual para ser diputada es para la «regeneración de España». ¿Y es regenerar España dejar tirados a los afiliados que le dieron su aval en las primarias autonómicas y a sus electores que la votaron en las urnas? Otra que nos toma por tontos. Has dado un mal paso que tiene factura, ¡ay, Irene!, tú que apuntabas tan alto y que desde el cielo en el helicóptero soñabas, ahora desciendes y tomas tierra. Sabes que son muy importantes los análisis de riesgo y la pérdida de referencias visuales pero, especialmente, las condiciones del piloto, y las del anillo turbillonario. La sustentación se logra por la rotación de las palas y no has considerado el viento relativo, Irene. A su lado, Carlos Prieto, pese a no estar afiliado a Ciudadanos, asiste a las reuniones de la junta directiva -lo que no deja de ser un tanto singular- y está contratado como técnico en el Ayuntamiento. Este no compite en las primarias, eso faltaría, se conforma con lo que ya tiene, bien, inteligente y pulcro. Pero es cierto que Ciudadanos está consiguiendo en el Ayuntamiento de Málaga algunos cambios que el PP podría haber hecho solito pero, ya se sabe, todo cuesta tanto. Aunque eso de que 15 altos cargos cobren más que el alcalde no creo que sea pecado y honra al alcalde.

Pero Elías Bendodo - ¿qué tal Antonio López Nieto, nuevo jefe de gabinete?- evita pronunciarse sobre Paloma García Gálvez, exalcaldesa de Benalmádena, imputada por presunta prevaricación en la asignación de pagos a su ex socio de gobierno, Francisco Salido. ¿Y porque sea del partido no merece pronunciamiento?, ¿y el cambio y la regeneración y el mensaje de los ciudadanos? Out. No es un consuelo que los podemonios sean peores, ahora exigen periodistas «comprometidos con el proyecto»; el Sindicato de Periodistas dice que esto le recuerda el régimen franquista, a mí me recuerda a Stalin, que quieres que te diga.

Hay alucinógenos que no persigue la Guardia Civil ni la Policía Nacional, como este: ¿cómo puede ser que nos estemos quejando todo el día de la limpieza de la ciudad y de Limasa y no sepamos ver que hay miles de€ que tiran la basura en las playas, como en la fiesta de San Juan, o todos los fines de semana después de haber chapoteado? Bueno, pues la Policía Municipal sólo ha puesto tres denuncias en año y medio por dejar basura en la arena en la que, después, te tumbas al sol. Criticar al ciudadano no mola, al alcalde o Limasa sí. Corrupción neuronal. Por eso, el CIS, en su barómetro de junio, recoge el grado de felicidad de los españoles en una escala del 0 al 10 y, así, uno de cada diez españoles se declara completamente feliz -ése no soy yo-. El mismo CIS también nos informa que sólo uno de cada cinco españoles ha leído el Quijote, y la mayoría por obligación. Un buen espejo en el que España se dibuja. Yo me reflejo en los versos de Garcilaso de la Vega:

Cuando me paro a contemplar mi estado,/ y a ver los pasos por dó me han traído,/hallo, según por do anduve perdido,/que a mayor mal pudiera haber llegado; mas cuando del camino estó olvidado,/a tanto mal no sé por dó he venido;/sé que me acabo, y más he yo sentido/ver acabar conmigo mi cuidado.

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