No hacer nada, o casi, es propiciar que el otro lo haga todo. Y eso es lo que han aprovechado los cabecillas del catalanismo excluyente estos años. El guiso independentista en Cataluña ya está hecho, ahora falta que los catalanes lo ratifiquen con su voto, o no, en las plebiscitarias del 27 de septiembre, ese inicio otoñal en el que Chanquete muere cada año en las reposiciones de Verano azul. Un Chanquete, encarnado para el recuerdo por el desaparecido actor Antonio Ferrándiz, que ya hace mucho tiempo que se muere en catalán en la Tv 3. Y en BTV, Barcelona Televisió, la televisión pública de la ciudad condal, donde el conde de Barcelona y Rey Juan Carlos recaló en su primer viaje a Cataluña el 16 de febrero de 1976, tan reciente la muerte de Franco y aún no aprobada ni la Constitución.

Quo vadis

Aquel Rey terminó su discurso en catalán, rompiendo así la prohibición de la dictadura, y dijo: «Quisiera hoy reafirmaros la importancia excepcional que atribuyo a Cataluña, y a la personalidad catalana, en el conjunto de las tierras de España». Anteayer, su hijo le dejó claro a Artur Mas que la Ley hay que acatarla siempre, en un mensaje dirigido a una treintena de nuevos jueces en Barcelona que presuntamente velarán para que eso pase. La vibrante Ada Colau (a quien muchos deseamos un largo baño institucional para que ponga su fuerza transformadora al mejor servicio de la democracia, y para que pierda los modos de lucha callejera que sobran cuando se ha de gobernar para todos) no ha debido de recordar aquel discurso Real ni su relevancia histórica cuando ha escenificado el desahucio de la figura de Juan Carlos I del ayuntamiento barcelonés. Se puede, y se debe, ser republicano y contextualizar adecuadamente aquel gesto y éste. Pero me temo que si hasta el Barça se apunta a la estelada, entonces alea jacta est (que diría Russel Crowe con acento neozelandés).

No y no y no

Qué extraño que cuando sube el independentismo en Cataluña, baja en el País Vasco. Según el último Euskobarómetro sólo el 25% de los vascos está por irse, los demás se sienten a gusto en la actual autonomía o como mucho preferirían el federalismo. Alguno de los que han dado su opinión incluso puede que tenga en su genealogía ocho apellidos vascos. Felicidades a quienes se sienten bien, que en euskera se escribe Zorionak. Quizá algún compañero del PP vasco le dedicó un efusivo zorionak al alcalde malagueño, Francisco de la Torre, cuando resistió el embate de las Municipales que ha dejado a los populares sin alcaldías importantes. Pero la cosa no está siendo fácil. La promesa de Ciudadanos de que su apoyo se limitaría a la investidura y a garantizar estabilidad al consistorio, pero no implicaba dejar de ser oposición, se está materializando. El pleno de este jueves ha vuelto a sumar en contra del gobierno municipal más que palabras.

¡Zorionak, alkateak!

El primer sobresalto del alcalde se produjo la semana pasada, cuando la oposición en pleno se negó a continuar con el proyecto del hotel de Moneo que la constructora Braser debía construir en el solar que ahora ocupa La Mundial, un edificio del siglo XIX. El segundo tiene pinta de haber derribado el llamado Polo digital, que no es un Magnum virtual de choco y fresa que sirve de refresco a bichejos como el comecocos Pacman (que ahora asalta las pantallas cinematográficas en la película Pixels), sino un centro de formación tecnológica que venía con parte de la financiación europea de la mano del ministerio de Industria. También el convenio urbanístico de La Térmica, en el litoral oeste de la capital, anda en telerengue. Si la cosa sigue así, a lo mejor se piensa aquel compañero vasco su efusiva felicitación: Zorionak, alkateak…

Ant man

Los ayuntamientos y las autonomías sin mayoría absoluta, y con nuevas formaciones con poco que perder y mucho que ganar, están siendo un entretenido laboratorio, sobre todo cuando quienes los gobiernan pertenecen a la generación del bipartidismo, digamos, tradicional, como es el caso del regidor malagueño y su dilatada vida política. Verle enfrentarse al nuevo reto de contentar a esos nuevos que lo mantienen en el cargo con su voto o, simplemente, con su abstención, sin descomponerse demasiado, empieza a estar más en el terreno de la psicología que de la política. El poder de los hombres hormiga frente a el coloso en llamas (no sólo por aquello del calor de Julio). Cosas de la nueva aritmética electoral…

Del revés

Ant man, el hombre hormiga de los cómics de Marvel, es otro de los estrenos de la semana en cines. Pero lo que a uno le gustaría es meterse en las cabezas, como pasa en la recomendable película Inside out (que aquí se llama Del revés), de quienes andan eufóricos por el buen dato del último paro registrado y de quienes lo ven catastrófico, por la misma razón. Porque las elecciones se acercan y… Porque hoy es Sábado.