Atado y bien atado, por Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte

Se afana la golondrina con el barro y las ramitas, para terminar el nido, que albergará vida plumífera de su especie. Adelantándose así, intuitivamente, al nacimiento de sus alados retoños. Atado y bien atado quedan los entramados del nido, sellados adrede para dejar un lugar confortable a sus polluelos. Ardua tarea, que nada tiene que ver por cierto, con ese otro tipo de comportamiento, en donde proliferan los abominables intereses partidistas del control materialista de las cosas; muy común entre los humanos.

¿De qué vale cambiar, atar y reatar los Presupuestos Generales del Estado, unos meses antes de los comicios electorales, a sabiendas de su propia fragilidad en la continuidad en el gobierno de la nación? Pues está bien claro: la golondrina construye, desde el altruismo, intuyendo nueva vida; los políticos que gobiernan y dirigen las directrices de un país, atan y desatan, interesadamente, a su libre albedrío lo que se les cruce. Además de morir matando, que viene a ser un acto terrorista más, consentido.

La chaqueta en metálico, por Juan Sabino del Río Martínez

Siempre me han gustado las excusas tontas, en serio, ¿usted ha tenido inquilinos que tardan en pagarle la renta? Pues si es así seguro que tiene para escribir un Larrouse de excusas tontas. Deberían de haber premios Pulitzer de excusas tontas. Sí, hay excusas tan malas que son buenísimas. Últimamente con eso de la trama púnica estoy en lista de espera de trasplante de culo porque me lo estoy partiendo del descojone cada 10 minutos. La excusa de cómo se puede llegar a tener ¡y en metálico!, 82.000 euros en casa, dentro de un armario, metidos en los bolsillos de una chaqueta es de salida a hombros del juzgado, de subirlo en globo (y lo otro también) y ponerlo a presidir el Macy's Thanksgiving Day Parade de las narices, de 62 salvas de cañón desde la torre de Londres y 41 desde Green Park porque ya tenemos otro real hijo de la Gran Bretaña, de hacer volver a la tierra las sondas Voyager que mandamos al espacio en 1977 y meter esa excusa como el primer audio en el disco de oro «The Sounds of Earth» y así fundimos el cerebro de toda vida inteligente extraterrestre que pueda destruirnos. Yo ya he pedido a mi mujer ser enterrado con un CD con esa excusa para que los arqueólogos mil años después se partan la caja mientras me sacan carbono 14 de los huesos (y me cachean la chaqueta ). Esperen, esperen; como extra en ese CD que pongan esa de «aceptamos castillos hinchables y payasos como regalo cumpleañero para alcaldes». Por favor, llamen a un médico culólogo, no duraré mucho entero, o llamen a un testaferro, sea lo que sea eso, que yo tampoco lo sé.