Empieza a apestar ya el asunto de sentirse o no español. Un acto de soberbia tonta. ¿Alguien es libre para sentirse, a voluntad, lo que es o no? El pensamiento es otra cosa, ahí caben todas las fantasías. Ya se que el ejemplo es detestable, pues tampoco pertenecemos a la botánica, pero aunque un vegetal puede verse infeliz de ser amapola, cactus, rododendro, patata o lila (en el gusto no hay disputa), no por ello deja de serlo y sentirse. Además hay muchas españas en España, y aunque alguna de ellas no guste siempre quedan otras en las que sentirse a gusto. En todo caso el que haya nacido, mamado y vivido en España está calado hasta cerca del hueso de sus culturas, historia, lenguaje fonético, escrito y gestual, y de sus pasiones, incluidos odios reflejos. Ser español puede hasta vivirse como coñazo (lo entiendo), pero el propio decirse uno que no se siente español es una españolada.