Diez años después de aquel 26 de abril que vivió el esperado anuncio de un hospital para el Guadalhorce, la evolución del proyecto se ha convertido en un auténtico esperpento. Sobran calificativos negativos para definir el calvario que ese hospital tornado en centro de especialidades ha acumulado en estos últimos y larguísimos años. Lo de sacarse de la manga cada cierto tiempo algún que otro contratiempo que impide la apertura del centro suena ya a cierto pitorreo, hablamos de un servicio básico que para habitantes de localidades más alejadas como Tolox o Alozaina es tan vital como la delgada línea que separa la vida de la muerte por falta de asistencia sanitaria cercana. La Consejería de Salud, que tanto desdén ha mostrado por este proyecto, debe dar ya la cara y hacer todo lo posible para poner una fecha, antes de que la Diputación le termine sacando todos los colores posibles. Lógica es la lucha del alcalde socialista de Cártama, Jorge Gallardo, ilógica es la respuesta que encuentra en una administración que gobiernan los suyos. Los que estuvimos en aquel Día de la Provincia de 2005, con Zapatero y Chaves, no hemos olvidado que la fecha prevista para tener listo el (no) hospital fue 2008. Han cambiado los nombres, pero la desidia es la misma. Esperpéntico.

Y que no se olvide nadie de que el Guadalhorce, con más de 100.000 habitantes, seguirá siendo la única zona sin hospital comarcal, abra o no el chare.