Mientras hacia las 8.30 Martín Llade hace desfilar por Radio Clásica fragmentos de obras para cine de Maurice Jarre, gozo, conduciendo hacia el trabajo, del triple placer de la música, la evocación de los filmes y su identificación. Acierto la primera, que son partes de Doctor Zhivago, y la siguiente, en la que al fondo resuena, algo difusa, la melodía de Laurence de Arabia, pero en la tercera, un crescendo poético y épico al mismo tiempo, con fondo de gaita irlandesa, me encasquillo, y así voy llegando al pulcro pero fatídico agujero en el que guardo el coche, y en el que perderé la melodía, que no acaba de concluir para que Martín despeje la incógnita. Atenúo el tempo del aparcamiento (tras él mis automatismos apagarán el motor y la emisión), y entre fuertes ráfagas de interferencia, se entrevera al fin la voz con la respuesta: El club de los poetas muertos. Buen comienzo del día.