El clásico del fútbol español vivirá mañana sábado un nuevo capítulo de esta encarnizada rivalidad. Entre otras cosas, será especial porque será el primero en mucho tiempo sin Íker Casillas y Xavi Hernández, santo y seña de ambos clubes que encaminaron sus carreras en Portugal y Catar. La jerarquía indica que el testigo pasa a manos de Sergio Ramos y Andrés Iniesta.

Íker y Xavi viven carreras paralelas, en lo bueno en lo malo, en la gloria y hasta en los momentos difíciles. Dos referencias ineludibles de las selecciones nacionales en las que han coincidido y de sus clubes. Juntos y por separado.

Ahora aguardan la resolución de «su» clásico desde su actividad con el Oporto luso y el Al Sadd catarí. De hecho, Íker no podrá ver el partido en directo porque le coincide con el partido de la cuarta eliminatoria de la Copa portuguesa en el estadio Joao Paulo II ante el modesto Angrense. Xavi jugará el domingo en el del Al-Kharitiyath.

El centrocampista catalán, protagonista ineludible del estilo del Barcelona de los últimos tiempos e incluso de los éxitos de la selección, y el guardameta madrileño dejan una huella imborrable, tanto que su aportación futbolística se vio acompañada de un comportamiento intachable para, incluso, relajar algo el ambiente en los duros momentos y polémicas vividos en la cascada de clásicos en la época de Jose Mourinho al frente del banquillo blanco.

Xavi se convirtió en el barcelonista con más clásicos disputados entre todas las competiciones, con 42 encuentros, uno menos que Manuel Sanchís y empatado con Paco Gento, e Iker Casillas acumuló la nada despreciable cifra de 37, los mismos que Fernando Hierro y Raúl González.

Sergio Ramos y Andrés Iniesta son los llamados a recoger el testigo como nuevos capitanes de sus respectivas plantillas. En el clásico su experiencia ya es dilatada: el defensa de Camas (Sevilla) ha disputado treinta veces este partido y el centrocampista de Fuentealbilla (Albacete) 31.

Componentes de la generación dorada de la selección, como Iker y Xavi, Ramos e Iniesta son ahora el referente, lógicamente sin olvidar a los grandes estandartes de los dos acorazados, Cristiano Ronaldo (15 goles en los clásicos, 7 en Liga) y Leo Messi (récord con 21, 14 en el torneo doméstico).

Iniesta tendrá el honor de lucir el brazalete de capitán del conjunto azulgrana casi once años después de su primer clásico, jugado en el Camp Nou el 20 de noviembre de 2004, y Sergio Ramos se estrenó al año siguiente y cayó por 0-3 ante la escuadra que dirigía Frank Rijkaard y que lideraron Messi, Samuel Eto'o y Ronaldinho, muy inspirados aquel 19 de noviembre de 2005.

Iniesta llegó a La Masía de muy niño tras despuntar en el Albacete y poco a poco fue ganando protagonismo y reconocimiento. Ramos arribó al Bernabéu tras convertirse en uno de los jóvenes más prometedores del fútbol español en el Ramón Sánchez Pizjuán con el primer equipo hispalense e igualmente, una década después, es referencia.