Una sociedad no funciona si a una mujer discapacitada la desahucian de su humilde vivienda sin más. El propietario querrá especular legalmente con la casa y será comprensible, pero los más vulnerables en una sociedad desarrollada no se pueden tirar a la calle. Una vez detectada la anomalía los poderes públicos han de resolver en lo posible el impacto sobre la persona convertida en un deshecho social. Pero son plataformas ciudadanas las que se oponen a esa limpieza étnica en demasiadas ocasiones. «Una mujer de 59 años con discapacidad intelectual fue desahuciada este miércoles de su vivienda en Málaga, en medio de un dispositivo policial y con presencia de varios vecinos y miembros de movimientos antidesahucios».

Desahucio vergonzante

La mujer sufre una invalidez de un 66 por ciento, según informa Stop Desahucios. Llevaba viviendo en su casa de alquiler 12 años. Por un error administrativo se quedó algunos meses sin su pensión de 350 euros. No pagó el alquiler de 240 euros durante cuatro meses, aunque una vez arreglada su pensión volvió a pagar el alquiler cada mes. El desahucio ya estaba demandado por el propietario. El abogado de oficio le aseguró que había conseguido aplazarlo. Pero la ejecución se llevó a cabo (qué al pelo la polisemia de «ejecución» en estos casos). Luego, esta sociedad no funciona donde con más urgencia debería tener engrasados sus mecanismos para funcionar.

Alcalde De la Torre

Otro dato para ese mal funcionamiento lo recordó el alcalde malagueño durante su charla organizada por Europa Press esta semana: en Málaga la tasa de abandono escolar es del 27,2%, unas tres veces más que la europea. Un dato contra el futuro. En la cabeza de Francisco De la Torre caben muchos datos. Semejante capacidad nemotécnica ha servido para criticarle que se detenga en su discurso menos en grandes proyectos que en contar farolas o en detallar la capacidad en metros cúbicos que tiene un cauce (4.000 m3 por segundo de agua le caben al Guadalhorce, dato que también recordó esta vez porque hay que ampliar la acogida de agua que pasa debajo del puente de la Nacional 340 para cuando el río viene crecido) Pero la charla del alcalde de Málaga fue intensa, interesante y entretenida. A De la Torre lo que es de De la Torre.

Aceite en las mesas

Y de De la Torre es también meter la pata con improvisaciones extemporáneas, como la ocurrida con el aceite de oliva que a mí me hizo reír. El alcalde habló con energía de principiante (aunque repitió para aviso a navegantes propios y ajenos que si hay salud terminará la legislatura y se irá). Departió con habilidad, y sin la necesidad de papeles, conceptos, cifras, estrategias, proyectos y eslóganes tipo «Málaga integradora e integrada» (a propósito, qué verdad resulta que la inquieta labor sociocultural del «Museo Rando» en la Cruz del Molinillo, o del «Museo del Vidrio» en su entorno aún degradado, supone un revulsivo comprobable que activa y mejora esas zonas). Pero, cuando subía en su discurso también bajaba para advertirnos de que no arrojáramos las toallitas húmedas al wáter porque no son biodegradables y producen atoros en la posterior depuración de aguas. El momento más divertido al que me refería antes con lo del aceite fue al hablar de las bondades para la salud de hacer deporte -ahora que Málaga será capital europea del Deporte en 2020- y de la dieta mediterránea. «Espero que haya aceite de oliva para desayunar en las mesas» dijo con una sonrisa inductora que se estrelló contra el murmullo del No que surgió del público. Sólo había bollería. Lo más lejano de la dieta mediterránea.

Metro al PTA

También De la Torre dio juego para la polémica diciendo, sobre el metro en superficie hasta el Hospital Civil, que «no se puede ir en contra de los vecinos». La Junta ya ha respondido que «los acuerdos están para cumplirlos» y, en función de por donde quiera apretar cada medio, se pone en la picota la poca palabra de De la Torre según sople el viento o la distancia de la Junta de las verdaderas necesidades de Málaga. Como ciudadanos nos deberían dar igual estas esgrimas de florete con punta redonda. La Consejería de Fomento que acordó el metro en superficie por Eugenio Gross no es la actual del consejero socialista Felipe López. Y cuando quieren, los partidismos hacen y deshacen institucionalmente. Los retrasos que el metro acumulaba -y acumula- cuando se hizo cargo del mismo la consejera Elena Cortés, de IU, debieran ser chanza del Carnaval. Y los recrecimientos de su presupuesto más. Me escribieron unos vecinos y les respondí que necesitaba informarme más antes de avalar humildemente su negativa al metro. Pero si lo mejor para la ciudad y más barato es que por Eugenio Gross vaya un carril bus, que vaya. Y si es más rentable y de futuro llevar el tranvía al PTA, necesitado de transporte público rápido y ecológico, que se lleve. Porque lo hecho, hecho quedará y€

Porque hoy es sábado