¿Y si aún estuviéramos a tiempo?

Pudiera ser que los efectos de los últimos atentados islamistas no fueran sólo negativos, sino que sirvieran para despertarnos del letargo escapista al que nos habíamos abandonado, y comenzásemos a valorar el monstruo que hemos dejado crecer a nuestro alrededor. Pudiera ser que por fin se afrontase con actitud valiente y decidida, el «saneamiento» de todos esos guetos que, ubicados en barrios del mismísimo corazón de Europa, han ido levantando como sus particulares santuarios, quienes aprovechándose de las ventajas que les ofrecen nuestras sociedades, ansían acabar con nuestras libertades, cultura y civilización. Guetos donde ni se atreve a entrar ya la policía ni rigen nuestras leyes. Pudiera ser que nos planteásemos en serio romper con los países que financian a las organizaciones terroristas y alimentan o se aprovechan, directa o indirectamente, de sus acciones. Y que todos esos clubes deportivos multimillonarios, rechazasen exhibir las lucrativas publicidades de esos países. Pudiera ser que estuviéramos tomando al fin conciencia de la grave amenaza que pende sobre Occidente, y especialmente sobre los españoles como habitantes de aquella falsamente mitificada al-Ándalus. Pudiera ser que si todo estos terribles atentados hubiesen sucedido unos años después, nos hubiesen cogido con mermada o nula capacidad de reacción, mientras que ahora, aún estuviéramos a tiempo de afrontarla con éxito. Y entonces, las muertes causadas or estos atentados servirían para algo más que esperar cantando con velitas encendidas al siguiente acto criminal. De nosotros y de la presión que seamos capaces de trasladar a nuestros políticos, depende que las cosas comiencen a cambiar.

Abel Garcia. Málaga