Reconocimiento al biznaguero, por Ana María Irigoyen Antoñanzas

Tenemos en Málaga a diario un hecho fuera de lo común, y es que a media tarde nuestra ciudad se perfuma con la llegada de nuestros marengos ofreciendo su creación: nuestra preciosa flor que es la biznaga, símbolo de la ciudad. Sería justo que la ciudad correspondiese a ese desvelo diario, dedicándoles una fecha, un día al año como agradecimiento a su malagueñismo ejercido día a día, con su trabajo que embellece la historia de Málaga. Y hay dos hechos que me producen tristeza: uno, que no he podido encontrar una postal del biznaguero de cuerpo entero, como he visto del cenachero, ya que las postales del primero llevan su efigie en miniatura compartida con otras imágenes de la ciudad. Y el segundo hecho, es que he visto un reportaje reciente sobre Málaga, en el que no aparece el biznaguero y sí el cenachero. Considero que es totalmente injusto y así estamos demostrando que los malagueños somos desagradecidos.

Límites, raíces y libertad, por Gerardo Hernández Zozorra

La realidad es percibida por la mayoría como algo objetivo, algo que no depende de nosotros y nuestra voluntad (suma de voluntades), sino que nos viene dado y queda definido por la raza, la cultura, la religión u otros límites que, incluso, llamamos «nuestras raíces». El establishment, o esos que llamamos líderes, lejos de ayudar en la labor de transcender nuestros límites y encontrar la verdad que nos une, promueven justo todo lo contrario: mediante el miedo, la violencia o el terror, llevarnos a reforzar esos límites, tras los que, nos engañan, supuestamente estaremos más seguros. Hacernos conscientes de la perversión de las palabras, del envenenamiento de las fuentes en las que bebemos es el camino de la Paz. Más que la lucha en contra de, o definida por un no a todo lo que nos disgusta (y que, por cierto, nuestro subconsciente nos lleva a repetir, pues ese no para él es incomprensible), deberá dejar paso a los valores que dan fundamento a la paz: el autoconocimiento, la autenticidad, la coherencia.