El otoño árabe, por Plácido Cabrera Ibáñez

Hace pocos años de aquella primavera árabe que fue recibida de manera exultante por la sociedad occidental. Tenía entre sus objetivos el derrocamiento de los dictadores de algunos de esos países y el establecimiento de un sistema de mayor libertad y derechos para sus ciudadanos. Esta primavera árabe contó con la simpatía, y el apoyo moral, económico y militar de los algunos países europeos. Unos años después, los hechos han demostrado el error tan garrafal que supuso involucrarse en esta aventura. Por ahora, se cuenta por millares la muerte de personas; por millones, el desplazamiento de familias y personas; incalculable la destrucción de obras de arte; la pérdida de derechos y libertades, etc. Las ya viejas tensiones y violencias entre palestinos e israelíes probablemente sean una de las muchas consecuencias de los terrorismos islámicos actuales, que en los últimos años se han propagado rápidamente por tantos lugares de África y Asia. También han sido sangrientos y crueles los atentados que se han producido en EEUU y Europa. El editor de un diario iraquí, Adnan Hussein, ha pedido una reforma del Islam y apunta la responsabilidad de los musulmanes en la ola de terrorismo yihadista, por los planes de estudios y la doctrina exaltada que se sigue en las escuelas, los medios de comunicación y las mezquitas. Pienso que el terrorismo yihadista será difícil de erradicar si los propios musulmanes no se involucran mucho más. También los países occidentales deberán combatirlos, antes de que en ellos la población musulmana aumente como lo está haciendo en los últimos años. Entonces será tarde y mucho más complicado solucionarlo.