«Yo trabajo desde el corazón». La comentada entrevista telefónica que consiguió hacerle Fran Extremera al jeque Al Thani, publicada en La Opinión de Málaga, ha vuelto a confrontar fe y razón en el emotivo mundo del fútbol. De nuevo afirmaciones religiosas o sentimentales de un presidente de club que difícilmente tienen encaje periodístico, o verdaderamente deportivo (no hay que olvidar que los clubes de fútbol son, desde la Ley 10/1990 de 15 de octubre, sociedades anónimas). «Créame, hago todo lo mejor en cada momento€ Se lo aseguro€ Sólo Dios puede saber qué pasarဠMis plegarias están centradas en pedirle a Él que saque al equipo de este sitio en el que se encuentra ahora».

«Créame€» Los actos de fe que le pide el presidente del Málaga CF al periodista son en sí mismos un imposible. El periodismo es lo contrario a un acto de fe. Otra cosa es la afición. Ahí cada cual verá -veremos- si deja la razón atrás en pro del sentimiento. Incluso hasta el punto de quedar incapacitado para analizar la realidad y los intereses económicos de quienes toman las decisiones en los clubes, incluidos, por supuesto, quienes en los últimos años de la globalización de los capitales llegan de lejos para salvarlos. De lejos no sólo geográficamente, sino política y culturalmente. La palabra jeque, que con tanta facilidad adoptamos, no significa aquí lo que designó en su origen en el mundo árabe (y cuando digo árabe no me refiero sólo al Islam, siempre hubo en el mundo árabe jefes de tribu y líderes religiosos cristianos, también llamados sheyj o sheik, no sólo imanes y beduinos musulmanes denominados de la misma manera). Hoy se les llaman jeques a los herederos de familias prominentes, a ciertos cargos políticos y, en general, a acaudalados hombres de negocios.

Fe y dinero. El dinero, en su búsqueda globalizada para encontrar nidos donde reproducirse, ha descubierto en el fútbol europeo un lugar en el que repostar y blindarse con la fuerza política del populismo que las aficiones generan. De árabes que dejaban propinas de leyenda y después rusos que compraban mansiones en metálico saben mucho en la misma Marbella que espera, en plena inseguridad jurídica, el nuevo PGOU, tras haber tumbado el Tribunal Supremo el que pretendía hacer borrón y cuenta nueva de los excesos del gilismo, que se asentó como «salvador» de una Marbella ya deteriorada. Pero ni el dinero -poderoso caballero, sí- lo puede todo, ni la fe en su movimiento de montañas ha conseguido imponerse contra el imperio de la ley, al menos en los países que lograron separar Iglesia y Estado. Así que el periodismo lo será mientras se empeñe en vigilar, cuestionar, analizar y explicar. Por ejemplo, en materia deportiva, por qué hoy el Málaga está en la cola.

La Gran Recogida. La realidad siempre es tozuda. Por eso ayer comenzaba la Gran Recogida de Alimentos en multitud de supermercados. Hoy también podremos comprar algunos alimentos no perecederos de más y, tras pasar por caja, dejarlos en los contenedores custodiados por voluntarios imprescindibles. Miles de personas comen cada día gracias a la red de bancos de alimentos. Bancosol aglutina los que existen en la provincia de Málaga. También habrá que echar una mano a partir del lunes para clasificar y organizar los alimentos obtenidos. La información y el teléfono de Bancosol están en la web. Tuve la suerte de volver a ver su presidente, Javier Peña, ese economista que ya hace años que dedica su humanismo en este empeño, cuando visité las instalaciones en la calle Escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda 1, en el polígono Trévenez -entre Parcemasa y la carretera de Cártama- Así se comprenden mejor las cosas.

La Cónsula estrellada. También se comprenden las cosas mirando la alegría de los cocineros cuyos restaurantes en Málaga han vuelto a revalidar sus estrellas Michelin (Dani García, El Lago, y Skina en Marbella, y José Carlos García en Málaga). Sobre todo la alegría de quienes se han subido por primera vez a ese firmamento de la excelencia hostelera, gastronómica y turística: el incansable Mauricio del marbellí restaurante Messina y los jóvenes Luis Olarra, en el Kabuki Raw de Casares; y Diego Gallegos, que ha sido abrir su Sollo en el Hotel Reserva del Higuerón y estrellarse felizmente con Michelin. Ya son siete los restaurantes en la provincia malagueña que enseñorean ocho estrellas Michelin. Y La Cónsula estrellada. Ocho gritos contra la ineptitud política de quienes no saben no quieren resolver el conflicto de las escuelas de hostelería de La Cónsula y La Fonda, de donde salieron algunos de estos chefs y parte del personal que trabaja en esos restaurantes. Pero la realidad también se maquilla o se soporta, a veces, con el brillo de las estrellas. Aunque sean las de las luces de la Navidad que en Málaga ya están encendidas€ Porque hoy es sábado.