El mapa de la provincia de Málaga, en cualquier gráfico que se quiera consultar sobre las elecciones, aparece teñida de azul. Es un signo inequívoco de que el PP ha ganado las elecciones. Es cierto. Ha ganado. Pero bajo el color azul de la victoria popular hay muchos matices, sobre todo de naranja y morado, con un rojo muy presente, pero cada vez más desvaído.

El PP ha ganado en la provincia pero se ha dejado un tercio de los votos. Unos 134.000 sufragios, concretamente. Una cifra muy notable que le ha hecho perder dos de los seis escaños que logró en 2011. El aumento de la participación y la entrada con fuerza de las nuevas formaciones han cambiado el panorama político de la provincia.

Al PP le ha salvado su fuerte implantación en la capital y en los municipios de la Costa del Sol. En ellos ha mantenido el tipo, con descensos notables pero ganando en la mayoría de estos municipios. Sorprendentemente ha perdido en algunas localidades del interior de la provincia donde ostenta el gobierno municipal, como en Antequera o Ronda, lo que muestra que vive de prestado.

El PSOE vuelve a sacar pecho. Se mantiene como la segunda fuerza política de la provincia, pero sigue sin tocar suelo. Pierde apoyo electoral, unos 19.000 votos y cuatro puntos, pero mantiene sus tres escaños y durante más de la mitad del escrutinio estuvo soñando con ganar uno. Sin embargo, allí donde el PP mantiene sólidas bases (las grandes áreas urbanas) el apoyo a los socialistas se resiente más. El interior le es algo más fiel, con una pérdida de apoyos en la costa que le lastran, ya que agrupa al grueso de los votantes.

La irrupción de Podemos y Ciudadanos ha sido importante. De pronto se han situado con el 17% de los votos cada uno, con algo más de 132.000 votos para cada formación. Esto les coloca en una situación muy interesante de cara al futuro. De cómo gestionen este capital electoral resultará si han tocado su techo electoral o tienen margen de crecimiento. Parece que podrían seguir ganando votantes, sobre todo a costa del PP y PSOE, así como de nuevos votantes. No es vano estas elecciones contó con unos 54.000 votantes más que en 2011, que en su mayoría ha optado por estas opciones.

El apoyo a Podemos y Ciudadanos se fundamenta en el voto urbano y joven. En Málaga capital han arrastrado 110.000 votos entre ambos, creciendo en toda la Costa del Sol, en gran parte gracias a su entrada en varios gobiernos municipales y a que representan una opción más novedosa, con discursos más frescos, que los partidos tradicionales.

El gran derrotado es IU, que se ha quedado fuera del reparto de escaños, con menos de 26.000 votos y el peligro de quedar como una fuerza marginal ante la tentación del voto útil y la irrupción de Podemos.