En un tiempo como el actual, donde son numerosos los mensajes que desde los movimientos sociales y las organizaciones políticas más variopintas se lanzan para subrayar la importancia de la participación ciudadana y la movilización social para construir una verdadera democracia, donde todos los actores de la cosa pública coinciden en poner en valor la implicación de la sociedad en su conjunto para lograr un mayor consenso en la toma de decisiones, es oportuno reconocer una iniciativa netamente ciudadana basada en la igualdad y la no discriminación, que potencia el conocimiento mutuo y el intercambio de experiencias y viene en poner a la persona en el centro de la acción social: El Banco del Tiempo.

Aunque habrá quien piense que se trata de un proyecto más para el fomento de la participación, en realidad se trata de algo más trascendente, toda una filosofía de vida, una forma más social de hacer economía, de organizar nuestros quehaceres diarios con una perspectiva donde prima lo colectivo frente al individualismo. En una época donde el saludo cortés en el ascensor supone el grueso de las relaciones vecinales en numerosos edificios cobra enorme importancia que personas que viven en el mismo barrio o entorno decidan libremente formar parte de un sistema de intercambio por tiempo, apuesten por conocerse y descubrirse y se lancen, sin que haya dinero de por medio, a aprovechar los conocimientos y experiencias que cada cual posee y se muestre dispuesto a compartir con los demás.

En Málaga son casi 2.000 personas las que participan en un banco del tiempo las cuales han intercambiado más de 25.000 horas en todo tipo de trueques, desde el cuidado personal al apoyo en pequeñas tareas en el hogar pasando por el conocimiento de idiomas o la alfabetización tecnológica, entre otros muchos y muy diferentes servicios. Gracias al impulso del área de Participación Ciudadana del Ayuntamiento en colaboración con ocho colectivos -Federación de Asociaciones de Mujeres Ágora, Asociación Arrabal-AID, El Embrujo, Así es Colombia, ACP y las asociaciones vecinales Arcusves, Mangas Verdes, Cortijo Alto- para tejer una red por ocho distritos de la que cualquier persona puede formar parte.

El único requisito es estar dispuesto a ofrecerse y abierto a recibir lo mejor de los demás.

Por encima de cifras, en el banco del tiempo cotizan al alza valores como la igualdad, la interculturalidad, al romper estereotipos y estigmas que por desconocimiento soportan personas de otras latitudes; el encuentro intergeneracional, al favorecer el diálogo entre jóvenes y mayores; la solidaridad, la cooperación y la ilusión por transformar la realidad. Un esfuerzo y entusiasmo colectivo que da fruto en forma de talleres de yoga, internet o cocina, con las representaciones de los grupos Teatro del Tiempo y BT y el espacio verde de la asociación Jardín de Gamarra, por citar solo algunos ejemplos. Y es que el banco del tiempo es un proyecto vivo para la acción social, donde el valor más importante son las personas.

*Palma es miembro de la Asociación Arrabal-AID y agente del Banco del Tiempo