Felipe González estuvo en Canal Sur. Que González esté en algún sitio ha dejado de ser noticia. Últimamente parece estar en todos sitios. Vestía de azul. Le han crecido las bolsas en los ojos. No así la mirada. Ha transmutado su vieja aversión al marxismo por la repudia a los podemitas. Sus manos de largos y finos dedos como de pianista le ayudaban a dibujar y asentar argumentos. No rehuyó cuestión alguna. No todas las cuestiones espinosas planteables le fueron formuladas. Ilustró sobre las puertas giratorias. Se mostró partidario de que el PP no impida gobernar al PSOE y viceversa. O sea, partidario de que hagan coalición o se sustenten en investidura cuando al otro le haga falta. González no es socialista; es bipartidista. Utiliza las mismas muletilas de hace veinte años pero ha incorporado otras y ha disminuido el uso del ´por consiguiente´. Su entrevista fue tendencia mayoritaria en redes sociales. Eso significa, no sabemos si por consiguiente, que miles de personas tuitearon acerca del evento. Para insultar, alabar, apostillar, pontificar o comentar sus canas. Dijo que cuando estaba en Moncloa llegaba el viernes tarde y nadie le hacía caso porque todos creían que estaría liadísimo. Pero que es ahora cuando tiene muchos quehaceres y sin embargo todos le reclaman al creerlo desocupado. Encender la tele y que salga un veterano político y no un nuevo líder emergente, o sea, Rivera o Iglesias e incluso Sánchez es toda una novedad en nuestras vidas. También va siendo una novedad apagar la tele en según qué momentos. En un artículo sobre un expresidente es recurrente sacar la teoría/metáfora de los jarrones chinos. No vamos a ponernos reiterativos.

González practica un desapego intelectual a cualquier terruño o lugar que lo hace muy andaluz. La televisión de su tierra lo sacó a escena para estrenar un programa de debate. Se debatió en torno a él. Algunos criticaron que no estuvieran presentes muchos periodistas andaluces, una crítica que González nunca hubiera hecho, dado que es más de fijarse en la procedencia ideológica que geográfica. No sabemos si hay autonómica en Castilla y León que saque ahora a Aznar o a Zapatero. Pueden enseñar las manos, las ojeras, la porcelana y el bipartidismo.