Pensando sobre la formación del nuevo gobierno que se trata de configurar en España, me pregunté cómo habrían tratado PSOE y Podemos en sus propuestas el cambio climático, la transición energética o el medioambiente.

Buscando en el documento presentado por Podemos denominado: «Un país para la gente. Bases políticas para un gobierno estable y con garantías», me llamó la atención el programa de inversiones para la transición energética y la transformación de la economía española que propone, que veo corto y no veo que esté sustentado en previsiones objetivas. Sus previsiones económicas, por el contrario, presentan grandes dosis de incertidumbre, ya que las previsiones de crecimiento económico que maneja para los próximos años y las cifras de recaudación de impuestos que prevé resultan más voluntaristas que reales. Otro déficit que se le puede achacar a las previsiones económicas que realiza es que no contemplan el contexto de desaceleración económica internacional (China, países emergentes, Alemania y resto de la UE) en el que nos encontramos. Surgen, por tanto, muchas dudas sobre la dotación económica.

Resulta significativo también el silencio que guarda en el apartado introductorio dicho documento respecto a la necesidad de reorientar la actividad económica hacia una economía que respete los límites naturales del planeta. Ello unido a la incertidumbre del objetivo de inversión propuesto para la transición energética y la modernización económica dejan el propósito en el aire. Igualmente significativa, por su parquedad, es la propuesta que hace en materia de lucha contra el cambio climático, proposición que queda reducida a la elaboración de una ley, que desarrolla con ocho menciones a su contenido, alguna un puro brindis al sol (negociaremos con la UE una nueva propuesta de gestión de emisiones de CO2) y el resto alusiones genéricas que por sí solas no se van a traducir en el cumplimiento de los objetivos de lucha contra el cambio climático si Podemos continúa apostando por un modelo de crecimiento económico, en vez de un cambio de modelo económico y productivo orientado a la sostenibilidad, a la calidad de vida, a vivir mejor con menos. Del resto del documento se extrae la conclusión de que esta fuerza política sigue pensando únicamente en derechos sociales, políticos y civiles, lo cual ya no es posible ni viable puesto que los derechos ambientales son, por obra del cambio climático, el marco dentro del cual se tienen que desenvolver los demás derechos.

Por lo que respecta al Partido Socialista, en su «Programa un gobierno progresista y reformista. Propuesta del PSOE», incluye en su primer capítulo, un apartado dedicado a la transición energética y lucha contra el cambio climático», en la que incluye además de medidas acordes con dicho enunciado, otras en relación a la economía circular, medio ambiente urbano, costas, usos del suelo, política forestal, biodiversidad y gestión sostenible del agua. Y aunque lo que en un principio apuntaba a un contenido que podría ser aceptable, tampoco se traduce en una apuesta real por un modelo productivo sostenible, sino que mantiene también la vigencia del modelo basado en el crecimiento del PIB. Y es que difícilmente se puede apostar como hace el PSOE por la reducción de emisiones y la lucha contra el cambio climático, a la vez que se vota a favor del TTIP en el Parlamento Europeo. En definitiva puede decirse que el PSOE, más que realizar una apuesta por un modelo productivo sostenible, se coloca en la línea de reverdecimiento del capitalismo.

Echo en falta en dichos programas de gobierno una propuesta de Nuevo Acuerdo Económico Verde (Green New Deal), que implicara la orientación de los objetivos estratégicos y los recursos económicos del país a acometer el cambio de modelo productivo y energético, la mitigación del cambio climático y la recuperación de la biodiversidad, junto a una propuesta de reparto del trabajo mediante reducción de las horas de trabajo (reducción a 35 horas semanales en 2018 y 32 en 2020 a través de acuerdos voluntarios), tal y como contemplan los ecologistas de Equo en su programa electoral. Sirvan estos ejemplos como botón de muestra.

Las pretensiones de transición hacia un nuevo modelo productivo de dichas fuerzas políticas habrían sido más creíbles si se atisbara en dichos documentos su propósito de construir una sociedad de la sobriedad y la moderación, en vez de hablar de transición energética de manera aislada y mantener la apuesta por el modelo de crecimiento del PIB. Me quedo, a pesar de todo, con la presencia de los tres diputados ecologistas de Equo en el grupo parlamentario de Podemos, que sabrán hacer su trabajo y presentar la propuesta ecologista de una sociedad basada en la calidad de vida y la sobriedad, en definitiva la propuesta de nueva democracia ambiental que viene. Hasta el próximo miércoles.