No teníamos bastante con las guerras entre partidos y ahora emergen las que se libran dentro de ellos. En Podemos están que se tiran el sistema a la cabeza. Unos quieren gobernar ya, para cambiarlo desde dentro, otros son más partidarios de destruirlo. Errejón ha cogido el petate, ha metido la socialdemocracia de andar por casa, unas gafas nuevas, un par de camisas azulonas y ha iniciado un viaje que no se sabe si le llevará al Ministerio del Interior o al enfrentamiento con Pablo Iglesias. Donde sí lo está llevando es a todos los telediarios. A los medios nos gusta el conflicto. El conflicto vende. Interesa. Pero hace bastante tiempo que no hace falta ni que lo busquemos o azucemos. Es tiempo de conflictos.

En Podemos Madrid hay más dimisiones que osos y madroños y ya son muchas las voces en esa formación que cuestionan que forzar nuevas elecciones sea buena estrategia. Sobre todo porque el elector penaliza la división interna y la formación morada corre el riesgo de, lejos de engullir al PSOE, enfermar de severa indigestión de abstenciones y votos socialistas. Pero nunca se sabe. Lo único seguro hoy en la política española es que mañana volverán a hablar los mismos. Hay más líderes emergentes o nuevos que ventanas y sin embargo algunos parece que llevan con nosotros ya toda la vida. En el PP y en el PSOE también hay guerras internas. Entre los populares está de moda el cuento del rey desnudo. En versión el líder amortizado. Nadie va a ser capaz de decírselo. La inactividad frenética de Rajoy llega a tal punto que hasta explicar los graves e insolidarios acuerdos sobre refugiados que han perpetrado en Bruselas las adelantadas naciones rechaza explicar en el Congreso.

En el PSOE, Pedro Sánchez juega a César o nada mientras Susana Díaz ha deshojado ya tantas margaritas que se ha pasado a las amapolas. Para cuando se decida a dar el salto a Madrid lo mismo la capital de todo esto es Barcelona. El susanismo se divide entre lo que son partidarios de conservar la posición (la presidencia de la Junta) sin plantearse nunca más aventuras y los que prefieren ir a por la presidencia del Gobierno. Hay un bando tibio cargado de mucha razón que ve prudente ser al tiempo, bastante tiempo, secretaria general federal y presidenta de la Junta. Parece un trabalenguas y mientras chasquean la lengua para conjugarlo, Pedro Sánchez puede que no esté tan lejos de lo que persigue.

En teoría, Susana Díaz no tiene tiempo para la gobernanza interna de la región pero como la oposición parece un tanto desaparecida, no se nota. La dirigencia pepera andaluza parece haber tomado vacaciones. O eso o su inferior presencia mediática en comparación con la de otros tiempos es por que están trazando un plan para gobernar el mundo, siendo como sería más prudente trenzarlo para gobernar Andalucía. Pero eso son otras guerras de las que también iremos informando. Y que forman parte del sistema.