Terrorismo yihadista, por Javier Torres Sanz

El terrorismo ni es nuevo ni ha podido con Europa, que de 1973 a 1980 sufrió entre 250 y 400 muertes por terrorismo al año, con más de diez atentados por semana, aunque menos espectaculares, con menos víctimas, realizados sobre todo por terroristas europeos de distintas ideologías (R. Senserrich). Situándolos en su contexto, recordemos que los atentados yihadistas en Europa constituyen sólo una pequeña parte del total, ya que el 87% de los que se han realizado desde el año 2000, con más de 72.000 muertos, han sido en países de mayoría musulmana. Estos atentados en Europa intentan ocultar las derrotas del Daesh en Asia y provocar una respuesta excesiva que le atraiga la solidaridad de los países musulmanes e impida la integración de los musulmanes afincados en Europa, fomentado aquí una xenofobia de «cruzada», como la de Bush tras el 11S, y hoy otros desequilibrados en Europa. Esto último también aumentaría la solidaridad de los musulmanes del mundo con quienes hoy no consiguen reclutar sino a grupos marginados, a los que, ya por justicia social, debiéramos evitar sufrieran esas condiciones de vida aquí y allí. Al terrorismo - como dice J. Dezcallar- hay que combatirlo con inteligencia, sin fomentar un temor que se convierta en terror y fomente respuestas excesivas, repitámoslo, contraproducentes, calificando la lucha contra él de «guerra», como desean el Daesh allí y los militaristas aquí, apoyados por los fanáticos devotos de «cruzadas» de triste memoria.