Comenzó la comisión de investigación sobre Art Natura. La preside Eduardo Zorrilla, de IU, lo cual es garantía de que se hará un trabajo honesto y concienzudo. Ya le anticipamos algunas conclusiones: todo fue una chapuza, se dilapidó dinero público, nunca ciertos pájaros tomaron tanto el pelo y la historia puede repetirse. Las conclusiones no son producto de nuestras dotes adivinatorias ni de encomiable capacidad de prospección o fino análisis anticipatorio del futuro. Es sentido común. En cualquier caso uno es firme partidario de aquello de Churchill de que cuando no se quiere arreglar un asunto ha de crearse una comisión. No sería mala cosa que la tal comisión sirviera también para examinar ese otro proyecto en ciernes, el del casino, por ver si son serios inversores o una nueva aventura de emprendedores que van siendo rebotados de ciudad en ciudad hasta que llegan a la Málaga de las facilidades. En otros países, incluso en otras ciudades, habría gente que tendría que haber dado explicaciones por lo de Art Natura ya hace mucho tiempo y desde un lugar donde no da mucho el sol. El PP se ha opuesto sistemáticamente a la creación de esta comisión, y sólo, claro, un malpensado podría colegir que tienen algo que ocultar. Hace diez años que se firmó el convenio para ese fallido museo de las gemas. Aún recuerda uno la cara de pánfilo del que suscribe, de otros periodistas y de varios concejales malagueños observando en un Fitur un pedrusco que a lo que se ve valía más que nuestras vidas y haciendas y que íbamos a tener la enorme suerte de exponerlo en nuestra ciudad. Y una higa con tomate, podría responderse tanto tiempo después. Como aperitivo para el arranque de la comisión, la Fiscalía ha remitido al juzgado las diligencias de investigación penal abiertas tras la denuncia presentada por el Ayuntamiento de la capital por las declaraciones de Fulgencio Alcaraz en las que acusaba al PP de financiarse irregularmente con dinero irregularmente recaudado. Alcaraz es como nuestro presunto Bárcenas particular. Con batín de seda bajando las escaleras de una de las dependencias de Tabacalera, en memorable descripción a este cronista de un exconcejal que quedó patidifuso al presenciar la escena.