¿De qué se ríe el político cuando sale en la foto? ¿Está contento o sólo finge? Está por el medio, claro, el asunto de la simpatía, que computa para popularidad y aconseja mostrarse sonriente, y también el de transmitir optimismo para que el ánimo de la gente no decaiga, pero en el fondo el político está contento de estar donde está, y eso ayuda siempre a la sonrisa sin tirar mucho de ella. El contento viene a veces de tener la oportunidad de ayudar a mejorar las cosas, y otras de verse a si mismo un escalón por encima (lo cual permite distinguir dos tipos de políticos), pero el caso es que el poder, sea por una o por otra razón, o por una mezcla de las dos, segrega endorfinas positivas. En el cabreo de la gente con los políticos, por otra parte tan justificado en estos tiempos, actúa siempre también, aunque sea en dosis mínima, el ingrediente de no disponer de esa endorfina.