Atropello, por Gustavo García-Valdecasas

Vengo caminando, despacio, por calles peatonales exclusivamente como la calle Andrés Pérez, por ejemplo. Camino de mi casa, con mis cojetás y falta de equilibrio veo que vienen muchos ciclistas circulando por las aceras y muy prepotentes sin timbrar a los peatones por lo que nos tenemos que apartar de su camino. ¿De su camino? Es decir, del camino habitual de los peatones y no de ellos, que encima ni respetan pero ellos piden ser respetados. Llego al cruce de la calle Ermitaño con Huerto de Monjas, por donde salen los vehículos aparcados en un garaje cercano. Por la calle Huerto de Monjas circula una bicicleta por encima de la acera, en dirección prohibida y a su bola. Un ciclista que sin tener en cuenta, que aparte de circular mal, no tiene visibilidad de la calle Ermitaño, y de ésta última y respetando el ceda al paso sale un vehículo, que al ver que nadie viene por su derecha, zona natural, y cuando va a empezar a moverse se estrella una bicicleta contra el vehículo. El conductor del coche tira del freno de mano, se baja y le pregunta al ciclista que se ha levantado sin rasguños: ¿se encuentra bien? Y la respuesta es «no» y «usted tiene la culpa». Llega la policía, somos tres testigos y viene también una ambulancia. El ciclista sigue en su empeño de que ha sido culpa del conductor del coche pese a que la Policía Local le indica que la culpa es suya. Me pregunto, ¿le enseñarán a los ciclistas las leyes de circulación y las respetarán? A este paso dudo que no y más si van a su bola como este ciclista.

Julieta contra Almodóvar, por Pablo Osés Azcona

Almodóvar reclama de Julieta comprensión. Dos hombres buenos, su marido y su padre, pero con más libertad sexual de la socialmente tolerada se enfrentan a la incomprensión de Julieta, quien la ejerce a fondo aunque resulte muy dañina para ella y su entorno. Me gustó y comparto la apuesta de Almodóvar por ensanchar esta asfixiante moral sexual dominante. Abogo por toda la comprensión que cada uno espera para sí y que no se suele encontrar. Curiosamente Almodóvar se enfrenta ahora por los Panama Papers con el tsunami de la incomprensión contra la que luchaba. Me parece bien y creo que a él también que pague sus deudas con Hacienda. Pero no me permito descalificarlo, ni precipitarlo en el abismo del desprecio colectivo por su delito económico. Para mí sigue siendo un genio admirable a quien agradezco tanto como ayer que me permita disfrutar de su sobresaliente talento.