A Podemos la guerra relámpago le iba de cine, pero las guerras relámpago, por su propio carácter, tienen dos enemigos, que son el tiempo y el territorio, o, si se prefiere, la historia y la geografía. En su anterior campaña Podemos ya se había merendado a IU, y tenía seriamente mordisqueado y desangrado al PSOE, cuando de forma inesperada el cadáver de IU volvió a la vida, y Podemos tuvo que dar marcha atrás en su avance para pactar la digestión con el viejo e histórico partido, antes de volver de nuevo las armas contra el PSOE. Lo fácil es hacer la suma, que daría un sorpasso, pero está por ver si la suma suma o la suma resta. A la historia de IU, por noble que sea, Podemos suma la propia, pues su breve paso por las instituciones deja un rastro confuso, y la historia, en una guerra relámpago, lastra. Esto se pone, en la liga de la izquierda, tan emocionante como en la Liga de verdad.