El PP quiere eliminar el impuesto de sucesiones. Suponemos que no se refieren al que está pagando Rajoy por suceder a Aznar. El expresidente reivindica su legado, entre otros, haber hecho toda España urbanizable con aquella Ley del Suelo que dio lugar al burbujón inmobiliario que le explotó en la cara a Zapatero, que en vez de afrontar la crisis con un par dejó en bandeja el temita para la subsiguiente destrucción de la clase media en la que aún nos encontramos. Campaña. Dice el Telediario que el PP ha reunido a sus cabezas de lista para «hacer una foto idéntica a la de hace unos meses». No se han enterado de que ha habido cambios, bastantes, uno de ellos en Málaga, donde Carolina España sustituye como cabeza de cartel a José María García Urbano. O sea, el PP malagueño da la nota discordante incapaz de sofocar una crisis. Haciendo la lista por descartes. Piensan, luego insisten. Bueno, dos crisis, si contamos como otra diferente la intentona de mandar a De la Torre a tomar por escaño. Albert Rivera se ha dado un salto a Venezuela para comprobar in situ que la gente revuelve en la basura para comer y así poder hacer campaña con este dato con el que ya nos machacan radios y televisiones. Alberto Garzón se niega, en una entrevista en Canal Sur, a reconocer que en la nación bolivariana hay presos políticos, lo cual es como negar que él se llama Alberto o que la tierra es redonda. Susana Díaz y Pedro Sánchez se pasean por Granada cuando estamos a punto de comprobar si éste va a llorar como un niño lo que no supo defender como un secretario general del PSOE. Iban juntos por entre el gentío pero apenas hablaban entre ellos, como esos viejos matrimonios que con solo mirarse ya se entienden. La diferencia es que estos a veces tampoco se miran. Los sondeos pronostican una dura batalla entre varias Españas. Dos de ellas mantienen ya una dura pugna: los que se enfervorizan con Bertín Osborne y los que militan en el Ministerio del Tiempo. Y eso sólo el lunes noche, cuando queda aún toda la semana para guerrear. También hay series que no se renuevan porque pareciera que hacerlo cuesta un impuesto. Sí se suceden de continuo los desafueros.