Hay vida más allá del fútbol, y en este breve periodo entre el final de la Liga, de la Champions, y de tantas cosas, y el inicio de la Eurocopa, los últimos días han dejado noticias a caballo entre el mundo del deporte y del ámbito sanitario. Pau Gasol daba una rueda de prensa a inicios de semana promocionando ese banco en el que él guarda los ahorros y que es tan, tan popular -y desde esta semana, más-. El momento es aprovechado, como es habitual, por la prensa deportiva para preguntarle a Pau por todo menos por su fondo de pensiones, y ahí viene el mosquito. El jugador catalán se confesaba inquieto ante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y la amenaza del virus Zika. Al día siguiente, el enjambre. Después de meses de casos, cautelas, análisis e infecciones, tienen que ser las palabras de una estrella del deporte las que vuelvan a abrirnos los ojos a escasos dos meses de los Juegos. «Es para pensárselo», sentenciaba Pau. Estoy totalmente de acuerdo. Horas más tarde comenzaba el Día sin Tabaco y era entonces cuando al jeque Al-Thani le daba un aire de los suyos, nunca mejor dicho, y anunciaba en su cuenta de Twitter que, a partir de ahora, de fumar en La Rosaleda, ni mijita. Una medida que ya se aplica en San Mamés desde hace algunos meses y que, no por ser novedosa, deja de ser una reverenda pamplina. No me he llevado un cigarro a la boca en toda mi vida y no veo que lo vaya a hacer en breve, pero respeto la voluntad de quien quiere mancharse con humo los pulmones, pero al igual que muchos utilizan el estadio y los partidos de fútbol como un desahogo, como una terapia para mandar a freír espárragos al lateral derecho de su equipo o al árbitro en vez de a su señora, si otros quieren echarse un piti mientras juega el Málaga CF, ¿por qué no va a poder hacerlo? Todos son golpes. En la misma semana que el mundo del boxeo conocía la histórica noticia de que los púgiles profesionales participarán por primera vez en los Juegos Olímpicos, un icono como Mohamed Alí, el mítico Casius Clay, era ingresado por problemas de salud para acabar muriendo esta madrugada. No hay respiro. Olviden ese topicazo del compañero de trabajo de que «el deporte es malo para la salud». El exceso de celo por la salud es el verdadero enemigo. Corran, pedaleen, goleen... y si después se tienen que tomar una cerveza, pues se la toman. Incluso dos.