Por desdicha la obscena pasión por lo nuevo, que mata a su paso y entierra a conciencia todo lo que ya no lo es, no nos deja volver fácilmente a lo escrito o dibujado hace tiempo en los periódicos, condenado a sufrir la suerte de la naturaleza efímera de su soporte. Sin embargo encuentro al fin en Internet lo que buscaba: un chiste del gran Chumy Chúmez en el que un individuo con chistera explica con actitud displicente en una pizarra unas fórmulas matemáticas a otro individuo con boina, que le escucha apretando los dientes, doblado por el peso de la enorme piedra negra que carga a sus espaldas: el famoso y entonces enigmático pedrusco de Chumy. Ahora vemos que a la mente del profeta-dibujante-editorialista había llegado, como un asteroide que vaga por el espacio, una imagen proveniente del futuro varias décadas más tarde, más o menos ahora: la imagen de la deuda sobre nuestros lomos.