En septiembre del año 2014, la Casa Real y la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) firmaron un convenio por el que se realizaría una auditoría externa a las cuentas de la Casa Real, a partir del ejercicio 2015. El informe, elaborado por técnicos y altos funcionarios de la IGAE, se hizo público el pasado 23 de mayo, y supone un hito relevante en la transparencia y la rendición de cuentas de la Jefatura del Estado español.

Para los economistas y profesionales de la auditoría es interesante leer el informe. El modelo se ajusta a las actuales directrices internacionales de auditoría, que distinguen entre la emisión de una opinión «limitada» o «razonable en función de la información disponible y de las evidencias encontradas. La IGAE respalda las cuentas de la Casa Real, su opinión es favorable, y además se dan a conocer los estados financieros, a partir de la adaptación del Plan General de Contabilidad Pública (PGCP) a las características específicas de la institución auditada. En este sentido cabe destacar la aprobación en el año 2014 del Plan General de la Casa de Su Majestad el Rey 2015, inspirado en el mencionado PGCP pero más adecuado a los quehaceres y trabajos de la Casa Real.

Llaman la atención diversas cuestiones de los estados financieros. La Casa Real recibió en 2015 una aportación a través de transferencias por importe de 7´775 millones de euros. La mayor parte de los gastos corresponden a personal (4´64 millones) y a los gastos de gestión ordinaria, que se llevan 2´4 millones de euros. Es obvio que no se puede auditar a la Casa Real como si de una empresa pública se tratara, pero llama la atención la política de ahorro que se ha llevado a cabo, que ha permitido cerrar el ejercicio con un superávit presupuestario de 177.000 euros, un hecho que firmaría ahora mismo cualquier gestor público.

Otro dato relevante tiene que ver con la posición de tesorería. Más de 3´5 millones de euros garantizan liquidez suficiente para atender los gastos ordinarios y los compromisos de trabajo. De nuevo parece una situación excepcional, en un entorno de gestión de lo público caracterizado por recortes y carencias. Que nadie interprete esta frase como un juicio de valor. Simplemente se recoge lo que dicen los estados financieros y contables, que a su vez reflejan la imagen fiel del patrimonio de la entidad fiscalizada o auditada.

Junto a la auditoría externa, la Casa Real también ha publicado una Memoria de Actividades. Gracias a ella podemos saber que se llevaron a cabo 494 actividades durante el ejercicio 2015, tanto dentro como fuera de España. Además, se realizaron 393 audiencias y 24 viajes al extranjero en misiones de representación del Estado.

La rendición de cuentas de la Casa Real es sin duda una buena noticia para la recuperación de la confianza en las instituciones. Sin embargo, parece que la publicación de esta información no ha tenido demasiado recorrido. La más reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha vuelto a poner de manifiesto que, para nueve de cada diez españoles, la situación política es mala o muy mala. La solución pasa por la responsabilidad, la transparencia y la rendición de cuentas de nuestras instituciones, de todas ellas. Precisamente lo que acaba de hacer la Casa Real, cuyo compromiso no debería pasar desapercibido.