El único sector productivo en España que no conoce la crisis es el de las encuestas. Las hay de casi todos los colores y algunas están tan cocinadas que Ferrá Adriá pareciera estar detrás de ellas. Hay encuestas rojas y azules, de periódico, de red social, de barrio, peregrinas o transcendentales. Ininteligibles o amenas. Te despiertas, enciendes el móvil y te salta a los ojos una encuesta. Con sus porcentajes y sus muestrecitas y su canesú. Cuando el elector despertó, la encuesta ya estaba allí, que diría Monterroso. Las últimas dicen que Podemos Unidos ha superado el PSOE y que el PP es el primero en intención de voto. Está por ver que efecto se impone: si el de los que viendo a Iglesias y Garzón como caballos ganadores se suben a ellos (que peso, por Dios, qué incomodidad tener a un elector en la chepa) o si el miedo a que estos gobiernen, azuzado por el PP y el PSOE, les resta apoyos. Y jinetes. Queda una larga campaña no porque vaya a durar más que las demás y sí por que la anterior está muy reciente.

Si el resultado de los comicios es esta vez muy diferente al de hace unos meses se demostrará lo volátil que son nuestras convicciones o lo promiscuo de nuestro voto. O la mayúscula decepción por lo votado. El verdadero interés de las encuesta parece ser qué porcentaje va a votar esta vez. Cuánto es el hastío. El reto, lo dijo ayer Pedro Sánchez, es movilizar. Sí, sobre todo, es su reto. El PSOE no saca rédito de ser la opción más templada y centrada. Al contrario, PP y Podemos se radicalizan y hacen aparecer a los socialistas como unos tibios o pichafrías; unos tenues para unos tiempos radicales. Los que más matraca dieron contra el bipartidismo son los que más lo ansían ahora. Para formar tandem (antagonismo alimenticio) con el PP. Algunos líderes están hasta en la sopa. La sopa es la televisión. En España, algunos programas han hecho parecer sinónimos entretenimiento y adoctrinamiento. Noticia: el otro día hubo un espacio de La Sexta en el que no salió Pablo Iglesias. También está el adoctrinamiento ´a diestra´, que no pocos canales llevan años haciendo aunque sea con más alevosía y nocturnidad y casi tendencia al clandestinato.

Atentos a las encuestas de hoy. Son más frescas que las de ayer pero menos osadas que las de mañana. No hay encuesta que pronostique el final de las encuestas y es la encuesta más suculenta de todas la que nos hacen nuestros jefes preguntándonos cuándo queremos irnos de vacaciones. Ya. O sea. En esto tampoco suele coincidir la realidad y el deseo , como nos tienen dicho Luis Cernuda y los jefes de recursos humanos, que ya podrían irse de vacaciones una temporadita. El hombre es una encuesta para el hombre y usted y yo somos una cobaya en manos de los estudiosos de la opinión pública, que a veces aciertan menos que el hombre del tiempo de los años ochenta, que con dar lluvia en Asturias y sol en Canarias se ganaba el jornal. A saber a quién votaba ese hombre.