El okupa de la socialdemocracia le ha propinado un empellón a Pedro Sánchez, que lo ha dejado en el rancio solar del centro, donde Albert Rivera no quiere realquilarle ni un mísero metro. No hay cama, pa tanta gente, que decía Celia Cruz. La encuesta del CIS hace galopar las expectativas de Podemos y sus confluencias, que adelantan al PSOE. Pablo Iglesias es ya el referente o líder de todo lo que no es PP. La gran pregunta es ¿cómo de grande es el PP? Mengua en un par de escaños según el sondeo pero gana en porcentaje de votos. Es decir, que la participación va a ser clave. Lo cual por cierto, es una frase comodín -la de la participación- que también podríamos haber escrito en unas europeas o autonómicas o en, por ejemplo, las generales del 82 si no hubiéramos estado leyendo a Zipi y Zape. Podemos podría caer en la tentación de radicalizar mucho más aún la campaña, la polarización le funciona. O ellos o el PP. Paradójicamente tiene, ya lo hace, que Ikeizar sus mensaje, dulcificarlo, hacerlo transversal, socialdemócrata; ciscarse en las banderas comunistas que los camaradas de IU llevan a los mítines y que a los de Errejón tanta urticaria les da. El verdadero partido ganador es el de los pactistas. Los populares ganarían con entre 118 y 121, muy lejos de la mayoría absoluta, que está en 176. Con Ciudadanos, que por ahora rechaza investir a Rajoy, tampoco llega. Las alianzas gubernamentales habrían de ser a tres. Luego está el juego de posibles abstenciones, claro. El CIS no espanta, a la luz de los resultados que arroja, una nueva calle sin salida, un nuevo no ponerse de acuerdo. O sea, el peligro de unas terceras elecciones. De cómo enfoque su drama el PSOE, que de noventa asientos en el Congreso pasaría a 78-80 va a depender mucho la campaña y el resultado. La tristeza y la moral de derrota no atraen votos. Un excesivo ataque-ensañamiento de los podemitas a los socialismos podría producir un efecto boomerang para los de Iglesias. Pero quién sabe. El voto es voluble. Ha cambiado sustancialmente en sólo unos meses. Va a ser una campaña muy mediática y televisiva. Con pocos grandes actos por el hastío del personal y el miedo a no llenar. Esta encuesta, la primera de gran calado (17.000 entrevistas) que certifica el sorpasso (adelantamiento) de Podemos al PSOE puede ya por sí misma ser piedra de toque, dato influyente para indecisos. Indecisos que ahora tienen más claro apoyar a Podemos. O que ahora le tienen más miedo.