Este año ha caído Valle Inclán en la Selectividad. Un texto de Luces de Bohemia. El año pasado, también. Está fenómeno que nuestros próceres vean justo y necesario examinar el grado de conocimiento que nuestros jóvenes aspirantes a universitario tienen del esperpento. Tal es lo que les espera en la vida. A los jóvenes, no a los próceres. Necesitamos gentes en las universidades que se manejen bien en matemáticas, sepan escribir su nombre, atinar por dónde pasa el Duero y ser conscientes de que hay gente como los personajes de Luces de Bohemia, Don Latino o Max Estrella, por ejemplo. Max, estrella de la Selectividad, podríamos decir. Incluso poner como titular. Este es el último año de la Selectividad, a partir del año que viene parece que cada universidad o cada facultad o vaya usted a saber va a apañar cómo y quién entra y con qué nota y en qué cantidad. Esperemos que no sea un esperpento. Para el que suscribe, la Selectividad fue uno de los grandes rubicones de la vida. Le tenía un miedo espantoso ya desde el primero de BUP. La preparé junto a otros gañanes en quince o veinte días frenéticos de estudio. No cayó Valle Inclán. Cayó Cela. Cela siempre era muy de caer. En gracia o gracioso o encima de alguien. Leer La Familia de Pascual Duarte por obligación fue un descubrimiento. En concreto, el descubrimiento de que a veces la obligación puede ser un placer de no te menees. O de correrse de gusto, que diría Cela.

La Selectividad se va y el mundo sigue. Seguirá en nuestros recuerdos. Nuestros hijos ya no harán Selectividad. Tampoco harán seguramente ganchillo, ni magro con tomate, si sigue esta obsesión por la delgadez. Puede que ni lean en papel y hasta puede que haya alguien que en un futuro considere que Valle Inclán está pasado y decida incluir textos de otro abolengo que en vez de leer se les inyectará en el cerebro vía oreja, lo cual es algo terrible aunque siempre existe el consuelo de que podría ser peor. Podría ser por vía anal.

Tengo delante las imágenes de los jóvenes en la Selectividad, en esos pupitres en forma de grada en los que habrán tomado asiento futuros médicos, abogados, ingenieros o físicos. Tal vez guarden estas fotos y hasta puede que alguno de ellos, veinte años después, escriba un artículo sobre su Selectividad. Este que usted lee bien podría ser uno de los últimos artículos que se publican sobre la Selectividad. También podría ser eso la crisis del periodismo: cada vez hay menos cosas de las que escribir. Eso, por no contar que cada vez hay menos sitios donde escribir. Ya del número de lectores, ni hablamos. Pero bueno, tampoco los tuvo a patadas Valle Inclán en su tiempo y sin embargo está más vivo que nunca. Las nuevas biografías sobre él dicen que no fue tan bohemio, que era un hombre ordenado, trabajador y de familia. Pero qué tío más grande. Sin tener hecha la Selectividad ni ná.