Garantía Juvenil. Dos palabras. Una sola idea que nace con el fin de proporcionar un medio y una herramienta a los jóvenes en desempleo y que acaba por resultar todo un proceso de cambio y recarga frente a un mercado laboral inestable y frágil. Un mercado laboral que se presenta como un mar tormentoso por el que la juventud malagueña navega a la búsqueda de una luz que pueda guiarles en su camino. Ese es precisamente el trabajo que se presenta en el programa: actuar como faro para un colectivo juvenil que necesita de guías más que de críticos en los tiempos actuales. Un proceso que puede asimilarse a una desintoxicación de la gran negatividad que reciben hoy día de un sistema que les discrimina en muchas ocasiones por no tener la experiencia o la titulación necesarias.

El papel que asume la Asociación Arrabal-AID en estos momentos tan complejos es hacer ver al joven que por encima de cualquier otra cosa, lo que prima es la actitud; que el cambio está en ellos, que nace de ellos. Hacerles partícipe de un tiempo y una realidad que parecen haber perdido frente a los inestables y frenéticos tiempos que les ha tocado vivir.

Está claro que todo requiere un proceso, y en los cursos de formación que impartimos junto a la Cámara de Comercio de Málaga, la dinámica no es diferente a la que se da en cualquier otro sistema de relaciones humanas. La tarea a abordar no es fácil; el desconcierto, el miedo y la incertidumbre son los primeros síntomas, pero la ajustada temporalidad hace que todo se acelere.

Y es que durante dos semanas los jóvenes trabajan en tres ámbitos donde las inteligencias múltiples serán una de las herramientas fundamentales a desarrollar con el fin de mejorar sus opciones de encontrar un empleo y, lo más importante, encontrarse a sí mismos en el proceso. El contacto con una lengua extranjera forma parte también de su rutina diaria. El miedo y la vergüenza predominan en los primeros pasos, pero se abre luego a la emoción y satisfacción de verse capaces de comunicarse en otra lengua. Por último, toca el turno a las competencias digitales. Porque usar el ordenador está bien, pero usarlo a un nivel profesional puede llegar a ser una compleja tarea. Así, durante todo el proceso, se generan un espacio abierto a la amistad, el autoconocimiento y a una recarga de positividad.

Garantía Juvenil aporta su grano de arena para lograr que cientos de jóvenes sin perspectivas de empleo o formación sean conscientes de la fragilidad del momento actual, que necesitan adquirir una firmeza de valores e ideas que les sirvan como sustento y base para cualquier proyecto futuro a afrontar. Porque realmente las cosas no son lo que creemos que son, sino lo que hacemos con ellas. Tal y como dijo José María de Pereda, «la experiencia no consiste en lo que se ha vivido, sino en lo que se ha reflexionado».

* Antonio Jesús Jaime Rodríguez es docente y pedagogo de Garantía Juvenil en la Asociación Arrabal