Andalucía es tierra de conquista. Hay por repartir 61 escaños para el Congreso de los Diputados y la posibilidad de que quien gane la batalla andaluza se entronice en el trono de La Moncloa. De todos los invasores, prestos a ofrecer moliendas y jodiendas de todo tipo, hay uno muy especial, de nombre MR, Mariano Rajoy para los fieles, que tiene por norma olvidarse la tierra que ahora quiere conquistar, centrando sus batallas en Málaga, Cádiz, Almería y Granada. El salsero MR se ha pertrechado del mejor merengue dispuesto a dejar a la altura del betún nada menos que a Luis Miguel y bailar la bachata a cuantos andaluces se le pongan por delante. Le acompañan a las maracas Loli Cospedal.

Las huestes de MR están muy motivadas mientras que los socialistas están al pairo, pese a los esfuerzos de Susana Díaz. Pedro Sánchez no termina de cuajar una faena redonda y eso se nota. El líder socialista lucha por superar el cansancio de sus huestes y que parte de sus capitanes, otrora llamados barones, no se hayan fajado lo suficiente con el adversario. Sánchez se ve ahora arropado por Susana Díaz y hay dudas de si habrá llegado a tiempo para evitar el descalabro. Se la juega Sánchez y se la juega Susana Díaz. Los socialistas parecen recuperar parcelas del voto, sobre todo en las ciudades medias, en la Costa del Sol, por ejemplo, donde los alcaldes socialistas alentados por Miguel Ángel Heredia se han echado a la calle, con el voto a voto en casas y asociaciones de vecinos. Tanto unos como otros firmarían los resultados del 20D, 22 diputados para el PSOE y 21 para el PP.

Para Iglesias Andalucía es tierra de conquista, aunque se le espera poco porque aquí tiene consumados (as) guerreros (as) con Teresa Rodríguez al frente. Iglesias sabe que sin el tirón de Andalucía La Moncloa le queda muy lejos y si nos atenemos a las encuestas conocidas y a las internas el partido morado sólo rascará dos o tres diputados más. No parece que Ciudadanos vaya a superar los ocho que tiene. Lo dicho, el voto andaluz vale doble si se quiere llegar a La Moncloa.