El verdadero sentido del humor es la capacidad para reírse de uno mismo, sobre todo a mal tiempo. En ese sentido Don Pablo y Podemos aquejan una preocupante falta de sentido del humor. Hay quien festeja la congelación de su sonrisa, pero a mi, en cambio, me preocupa. Desde luego ha quedado claro que querer no es poder, pero, siendo objetivos, si Podemos no existiera habría que inventarlo. No sólo ha encauzado por vías políticas el muy justificado descontento que atronaba en la calle, sino que en Euskadi y Catalunya ha liberado el malestar social del secuestro independentista, devolviéndolo a su espacio. Todo ello en un tiempo muy breve, una alquimia política prodigiosa. Don Pablo y los suyos tienen, por tanto, buenas razones para la sonrisa, y aunque hayan pecado de infantiles esa es una enfermedad que se cura sola. Lo último que ahora nos faltaba es que entraran en crisis.