Llevamos toda la temporada oyendo y leyendo sobre el nuevo formato de la Euroleague. Muchos clubes, entre ellos nuestro Unicaja, se han visto perjudicados por el cambio que los dirigentes de este estamento han querido darle a su competición. Reducen el número de equipos pero aumentará el de partidos puesto que juegan todos contra todos. Los partidos serán de primerísimo nivel, ya que no habrá equipos de relleno como hasta ahora. Sin ir más lejos, en la primera jornada ya se enfrentan Real Madrid y Olimpiacos. Parece que tiene buena pinta.

Reducir el número de equipos para esta competición va a potenciar la segunda competición europea, la Eurocup. Muchos clubes que se pensaron perjudicados por no ser incluidos en la Euroleague negociaron con la FIBA formar parte de una competición europea organizada por este organismo. De esta manera daban la espalda a quien les había dejado fuera de la mejor competición de baloncesto en el continente y donde están los mejores patrocinadores. Finalmente, el dinero es el dinero y los mejores clubes aceptaron las condiciones de Euroleague para participar en Eurocup porque había más pasta y con la promesa de que quien ganara la competición podría participar en Euroleague la temporada siguiente. Incluso existe una idea de ampliar el número de equipos en Euroleague en un futuro y, ante esto, todos entraron por el aro.

Potenciar estas dos competiciones europeas puede debilitar en interés las ligas domésticas, como la ACB. Pero es evidente que los patrocinadores de nuestra competición no aportan los euros que las empresas que forman parte de las grandes ligas europeas. En principio, todo apunta a que va a ser una temporada muy interesante con competiciones muy atractivas. Un paso adelante para los seguidores europeos del baloncesto.

Pero ha llegado la NBA y se ha cargado todo de un plumazo. La decisión que ha tomado la organizadora de la mejor liga del mundo de ampliar los topes salariales de las franquicias NBA ha reventado el mercado. Muchos de los mejores jugadores que formaban parte de las mayores potencias europeas se marchan a jugar a Estados Unidos. Algunos saben que no van a ser titulares allí. Otros no serán ni jugadores de rotación. Sólo estarán para formar la plantilla de la franquicia que les contrate sin ser muy importantes a la hora de saltar a la cancha. Pero, ¿quién dice no a multiplicar tu sueldo por seis?

El caso del Chacho Rodríguez es un ejemplo. Está jugando en una potencia europea siendo importante y con un contrato de gran estrella. Pero si los Sixers llaman a tu agente ofreciéndote ocho millones no puedes decir no. Él, además, es un jugador diferente. Es de esos que vale la pena pagar la entrada que cuesta un partido por verle jugar. Así que encima jugará, aunque no con un rol tan importante como en el Real Madrid, posiblemente.

Como el Chacho, parece que Satoransky, Delaney, nuestro Kuzminskas, Jastin Hamilton o Bertans van a cruzar el charco para jugar en la NBA. Otros como Ayón, Bourousis o Rudy también están siendo 'tocados' con suculentos contratos. Otros muchos no cierran su fichaje por ningún equipo europeo y alargan la espera y las negociaciones con la esperanza de recibir la llamada de algún general manager americano.

Este hecho va a debilitar el potencial de los equipos de Europa. Habrá menos jugadores en el Viejo Continente de esos que pagas sólo por verles. Y lo que será imposible es que alguna de las estrellas de NBA (fuera del grupo de los selectos, claro está) se venga a jugar a un club de Euroleague. Ahora que se creaba una atrayente liga europea potente y casi cerrada intentando imitar a la NBA, los americanos demuestran que con ellos no se puede competir y debilitan el proyecto. Sin duda, son los más inteligentes y con ellos no se juega.

Quizás pierde el baloncesto porque todos estos buenísimos jugadores que se marchan no van a ser importantes allí y a muchos no los veremos jugar. Todos no caben. Pero esto es un negocio y la experiencia y la cuenta corriente mandan sobre lo deportivo.