¿Principios? Los principios no son suficientes. Son solo vestidos, trapos que vuelan a la primera sacudida», nos hace reflexionar Joseph Conrad en su libro El corazón de las tinieblas. Un principio es el inicio de algo. Esta acepción también se usa para aludir a un valor tenido en cuenta para la explicación de una actuación, de este modo puede ser parejo a una norma.

Los individuos - y más los gestores públicos- poseen diferentes principios éticos cuyo origen está coligado a la conciencia de cada uno. Para la delimitación de estos preceptos morales, el humano ha ido seleccionando aquellas intervenciones perniciosas para la sociedad en su conjunto y que, por lo tanto, deberían eludirse en el proceder de todos, haciéndose más minucioso en los comportamientos de nuestros representantes y administradores públicos. Violar un principio ético puede generar diferentes consecuencias ya que cuando coincide con una ley -la falta supone un delito- le corresponde un castigo legal.

Algo de esto debe estar discurriendo el alcalde de Málaga en relación a la gestión de la anterior gerente de la televisión municipal Onda Azul, Fátima Salmón, quien acreditó una acción de compra de cinco cámaras y cuatro lentes por una cuantía de 68.500 euros, pagada por adelantado y sin factura, material éste nunca entregado.

Francisco de la Torre, tras solicitar informes exhaustivos y detallados sobre el caso, prioriza en recuperar el dinero difuminado «aunque tengamos que acudir a los tribunales».El regidor ha reconocido: «ha habido errores» en los procedimientos. Como nos sugiere Conrad: «el valor de una frase está en la personalidad de quien la dice, porque nada nuevo puede ser dicho...». Trapos que vuelan.