Los monstruos de dios

Hay quienes no conocen los más elementales hechos, no digo ya de la ciencia, sino de las doctrinas teológicas. Porque es un hecho cotidiano que en las distintas especies, incluida la humana, surgen variedades intersexuales, producidas pues por la Naturaleza o, como dice la teología más elemental, por Dios. Y que la proliferación en las distintas especies de conductas bisexuales, o ya exclusivamente homosexuales, lejos de llevar a la extinción de esa especie, son una «bendición» que permite que sobreviva mejor en condiciones de ausencia de alimentación o de superpoblación, como prueban cada día las experiencias hechas en laboratorio y conocemos muy bien los demógrafos por los datos históricos de nuestra especie.

De ahí que el que el papa Francisco, -a puerta cerrada con los obispos ultraconservadores de Polonia- haya dicho que esas «perversiones» sexuales u otras como la transexualidad sean «la aniquilación del hombre como imagen de Dios» muestra que todavía no está lejos de los judíos, cristianos, aún y hoy, en el islamismo radical- creer que su deber es aniquilar físicamente a lo que nos cuadra con su estrecho y bárbaro fanatismo. El precio de la libertad e incluso de la vida, está claro, es una perpetua vigilancia contra esos tan perseverantes como peligrosos enemigos, que muestra su ignorancia de la ciencia y de la obra de Dios.

Martín SagreraMálaga