El título es la frase de la semana, dicha por boca de Nigel Farage. Su cacareado sucesor al frente del partido antieuropeo UKIP, el europarlamentario Steven Woolfe, era golpeado en los mismísimos pasillos del Europarlamento, en Estrasburgo, por un «compañero» de filas, un tal Mike Hookem (a quien quizá le pusieron Mike por Tyson). Aunque Woolfe acabó en el hospital, la foto publicada de la surrealista reyerta a puñetazos te da la impresión de que ha sido hecha en uno de los platós de «Humor amarillo». Woolfe acabó tan roto como parece estar su partido. Pero el «simpático» Farage, que huyó de su responsabilidad política tras el inesperado éxito de su Brexit, ha resuelto la vergonzosa pelea diciendo que ésas son «cosas de hombres». Quizá algunos preferimos ser burros o palomas…

La otra Susana. No ha llegado el PSOE a los puñetazos en su fractura interna, sólo a algún agarrón en las inmediaciones de la madrileña calle Ferraz. Pero en un lenguaje muy poco político, es decir, en un lenguaje perfectamente entendible y sin adormidera ni paráfrasis alguna, de ésas que se utilizan para hablar mucho y no decir nada, la diputada socialista Susana Sumelzo lo ha dejado claro: «No. No me abstendré. No facilitaré con mi voto un gobierno del PP, aunque lo ordene el comité federal» ¿Qué parte del No no habrá entendido la Gestora presidida por Javier Fernández?

Tormenta perfecta. Es verdad, el PSOE no lo tiene fácil. Navega sobre una marejada orgánica bajo una tormenta perfecta. Tan perfecta que ríete tú del huracán Matthew (broma hecha con el máximo respeto y tristeza por sus víctimas, la mayoría pobres de Haití). Si el PSOE se abstiene en la investidura de Rajoy habrá naufragio provocado por los militantes. Si no lo hace y fuerza un complicado gobierno alternativo con apoyos independentistas, o si va a terceras elecciones, el naufragio será electoral y lo provocarán los votantes. Es la herencia de Sánchez, quien tanto gustó a su ejecutora Díaz como muñeco de madera contra la amenaza de un Madina de hueso. Hasta que Pinocho cobró vida y se hizo carne. «Abstenerse es votar sí» es uno de los envenenados razonamientos de marketing ideológico que ha dejado flotando en el aire Pedro. El otro es peor. Abstenerse y no bloquear la investidura de Rajoy (aunque éste haya ganado otra vez y al alza y sume los escaños que sume con Ciudadanos y Unión Canaria) es ser facha. Poca cintura de partido para sacar partido de negociación ninguna tras la repetida derrota del PSOE en las urnas que promete ser mucho peor si vuelve a haberlas en diciembre.

Noción de nación. Ayer se publicaba una de las presuntas razones de las 17 dimisiones, contra Sánchez, en la ejecutiva socialista: las conversaciones con los independentistas catalanes del propio Pedro, a las que había ido cogido de la mano de Iceta, a quien el padre Karras, ¡qué bien lo interpretó Jason Miller en El Exorcista!, (William Friedkin, 1973), le sacaría el demonio del cuerpo sin dudarlo si observara sus saltitos y alharacas en los mítines. Al respecto, Ferrán Pedret, desde el PSC, ha explicado que la «plurinacionalidad» de España o el reconocimiento de Cataluña como nación son cosas que los socialistas catalanes defienden hace décadas. Recordaba Pedret la declaración de Granada de 2013 para quien se haga el sorprendido, pero matizando que aunque Cataluña sea una nación eso no quiere decir que no tenga nacionalidad española. El nacionalismo tiene razones que la razón no entiende (y que la izquierda, sobre todo la izquierda, no debería entender).

Torremolinos jurídico. Cuánto tiempo hace que en Cataluña no se habla de nada que no sea la ruta independentista. Y sigue funcionando Cataluña, parece. Cuánto tiempo hace que no hay Gobierno en España. 291 días hacen hoy. Y sigue funcionando España, parece. Aunque nos esté costando caro. Al menos Rajoy le pone barata la abstención al PSOE. Como si él pudiera ser presidente sin esa abstención. Lo ha dicho en la inauguración de las magníficas jornadas del Congreso Jurídico de la Abogacía que en su 12ª edición se ha celebrado en Torremolinos. ¡La de veces que han dicho «Torremolinos» en los telediarios! Veo contento al alcalde, el socialista José Ortiz, en la foto junto al presidente de la Diputación, Elías Bendodo, feliz por el reconocimiento europeo del Caminito del Rey; junto al sonriente ministro Catalá, en funciones, como casi todo (y como la vida misma); y junto a Javier Lara Peláez, decano del Colegio de Abogados, satisfecho por el éxito. Por allí anduvo también el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, sin despeinarse a pesar de esa onda azul que, como un flequillo con espuma de ginebra, tan innecesario, le rebota en su cabeza. Da gusto ver a la gente contenta…

Porque hoy es sábado.