La consideración de un amistoso como el partido más feroz que se pueda presentar, la del árbitro como un personaje heroico y la del hincha como un espectador histérico son constantes que permanecen en el mundo del fútbol al menos desde 1932. En aquel año, el escritor y abogado Julio Gómez de la Serna publicó en el diario bilbaíno «La Tarde» un diccionario de términos futbolísticos en clave de humor que continúa vigente y ha sido recuperado por el Centro de Investigación e Historia del Fútbol Español (CIHEFE) en su último cuaderno, en octubre de este año. En este sucinto diccionario no sólo se definen palabras como «amistoso», «árbitro» o «hincha», sino que aparecen satirizadas algunas otras como «acta», «balón», «codo», «espinilla», «entrenador», «goal», «goal-average» o «masajista».

Estas voces incluidas en el diccionario futbolístico de Julio Gómez de la Serna han sido recuperadas por Luis Javier Bravo y su recuperación deja claro que buena parte de ellas son actuales como hace más de ochenta años y han acompañado críticas recurrentes en el fútbol nacional realizadas generalmente por los aficionados. Para Gómez de la Serna, un amistoso es «la lucha más feroz y sangrienta» que puede tener lugar entre veintidós jugadores, mientras que un árbitro, según los casos, es «un héroe, un mártir o un desahogado».

Al respecto añade el escritor que los colegiados sólo sirven para que las sillas o piedras arrojadas al terreno de juego «tengan un blanco fijo». «No es mejor su concepto del hincha, un espectador histérico, partidario furibundo de un club y completamente pez en fútbol que chilla y se mete impunemente con la familia de los jugadores contrarios y del árbitro».

En este diccionario también se alude al gol y al «gol average» y lo hace con la escritura propia de la década de los años treinta del pasado siglo. El «goal» es algo «dificilísimo» de lograr por un delantero y el «goal average» es «el lío matemático más inaguantable desde la invención del binomio de Newton». El acta es un documento en el que firman si saben los capitanes y que no suele servir para nada, al tiempo que el balón es una esfera «con la que no saben qué hacer los jugadores». Respecto a las partes del cuerpo, el codo produce «magníficos resultados cuando lo dispara bien un jugador contra el estómago de un contrario, en los córners sobre todo» y la espinilla es la zona de la pierna «más codiciada» por los adversarios durante un encuentro.

También habla de aquellos que trabajan cerca de los jugadores. El entrenador es el que «se la carga» cuando el equipo sale derrotado y del que nadie se acuerda a la hora del triunfo. «Los de más postín suelen ser ingleses o húngaros, van vestidos de un modo inconfundible y «aman» enormemente España, el país donde se juega el mejor fútbol y existen los jugadores más extraordinarios». Finalmente hay una alusión al masajista, «que siempre lleva un jersey muy gordo» y es alguien que aparece «corriendo» con una «bolsita de hule sucia en cuyo interior hay una esponja más sucia aún». Si el lesionado ha recibido un golpe en una pierna, «el masajista le sacude concienzudamente unos esponjazos en la nuca» y si el golpe ha sido en la cabeza «amasa cuidadosamente las rodillas y los muslos del jugador».